jueves, 5 de marzo de 2015

Chávez: hoy cantamos en tu honor eterno






Freddy Martínez

El paso de Hugo Chávez Frías por la vida terrena no pasó desapercibida. Esos 58 años de vida encarnados en aquel niño campesino, en el adolescente pelotero y después en el sencillo soldado que soñó una patria, se amoldaron en una sólida figura humana que los pueblos del mundo identificaron -cual mito mediterráneo- con un titán olímpico.

El itinerario humano de este hombre excepcional comienza en Sabaneta de Barinas, lugar de las pequeñas aventuras de infancia compartidas con el hermano mayor del matrimonio Chávez Frías y con la abuela Rosinés. El niño Hugo comienza a observar el mundo desde las leyendas; la manera como en el llano venezolano se interpreta la dura realidad de la vida cotidiana.

En leyenda pues creció el muchacho Hugo Rafael y así fue tejiendo las historias familiares que a sus oídos llegaban. Las historias aventureras del abuelo Maisanta las convirtió en una epopeya de familia, rescatando el honor de aquel guerrillero antigomecista; el mismo que la sociedad latifundista tildó como un despiadado pistolero. Fue su primera victoria frente a las versiones acomodadas de la historia burguesa.


Cuando el bachiller Chávez llega a Caracas en el año 1971, la nación venezolana se promociona en el mundo como un país de derroche y de estabilidad social, sin embargo, la realidad interna era otra y aunque al joven Chávez Frías sólo le preocupaba jugar béisbol, la semilla revolucionaria lo comenzaba a tocar como en un juego del destino. Los proyectos por emular a su ídolo de adolescencia, al gran pitcher magallanero Isaías “Látigo” Chávez, pasaron a un segundo plano. La vida militar, los libros y la figura de Simón Bolívar lo van formando como un militante bolivariano.


Presenció con estoicismo los desfiles presidenciales del momento y caminó al lado de los más importantes jefes políticos de la Cuarta República hasta comprender que era el momento de bajar de las estatuas al Simón Bolívar de los libros para iniciar la reconstrucción de la República, luego de los terribles días de febrero y marzo de 1989.

De aquel sencillo joven de la Venezuela profunda quedaba poco, convirtiéndose de a poco en el Chávez que salió por televisión anunciando el fracaso de su aventura quijotesca. El muchacho que nació en Sabaneta de Barinas un 28 de julio de 1954 se descubrió para la historia universal un 4 de febrero de 1992.


Otras fechas se agregarán a su labor de demiurgo creador. El 6 de diciembre de 1998 se ganó el reconocimiento del pueblo en una fiesta memorable realizada frente al teatro Teresa Carreño. Ese día el pueblo venezolano lo hizo presidente para que anunciara la nueva Constitución ya redactada el 2 de febrero de 1999: día del nacimiento de la República Bolivariana. Y siguieron otras importantes jornadas que reafirmaron su liderazgo a su inquebrantable fuerza humana y revolucionaria.

Pero los zarpazos también cuentan: la huelga general contra su presidencia el 1 de diciembre de 2001 presagiaban jornadas duras para el próximo 2002: llegaron los aciagos días de abril y Chávez era rescatado de la muerte en un tercer día de resurrección. Dejaba de ser un hombre, dejaba de ser un sencillo líder con defectos humanos para constituirse en el mito que el pueblo venezolano construyó.

La burguesía venezolana, presa de su propia precariedad, nunca lo entendió; es entonces la hora del pueblo venezolano para asumir su revancha histórica y crear al Chávez antimperialista; y Chávez en respuesta, se proclama socialista anunciando las misiones, paralelamente a las situaciones insurreccionales planteadas por las fuerzas reaccionarias de la derecha política interna y sus aliados internacionales.

América del Sur y los pueblos del planeta son sus siguientes escenarios. Venezuela se hizo pequeña ante el ya proclamado Gigante de Sabaneta: conquistó Santa Marta en una memorable manifestación de pueblo colombiano. Se hizo Dios en Haití. Cuba rindió honores a su presencia. Argentina tembló al escucharlo cuando Mar del Plata casi lo proclama Libertador una vez que el jefe del imperio retrocede tras la propuesta de imponer un “paquete” de dominación económica llamado Alca. 


Ecuador y Bolivia lo entendieron y siguieron sus pasos irreverentes. Palestina lo venera en cualquier calle como uno más de una familia en diáspora. Siria lo sigue como a un profeta antiguo. La gigante Rusia lo protege y le hace himnos en su honor. Irán lo admira. La China del Tao ríe su humor llanero. El pueblo norteamericano lo descubre y lo convierte en amigo. Honduras lo sigue llorando.

También el demiurgo fundador tiene tiempo para pensar en América tal como los libertadores del siglo XIX la pensaron. Chávez miró al Caribe y creó Petrocaribe. Observó razones comunes entre naciones amigas y creó el Alba como una alternativa de relación entre hermanos. Chávez como un profeta que guía los acontecimientos futuros funda la Comunidad de Estados Latinoamericanos, en la necesidad de una instancia política que intenta devolver el proyecto de unificación continental impulsado por el Libertador Simón Bolívar en el Congreso de Panamá en 1826. Después de Chávez la patria grande tiene fronteras infinitas.

Cuando el Eterno Comandante Hugo Rafael Chávez Frías fallece el 5 de marzo de 2013, ya el pueblo venezolano le había ofrendado varios títulos a su legendaria figura humana: presidente invicto, Comandante Supremo, segundo Libertador de la patria.

Hoy cantamos en su honor eterno. Chávez vive...

lunes, 2 de marzo de 2015

Ayer genocidas del 27-F, hoy conspiradores y terroristas




Freddy Martínez

El 27 de febrero de 1989 está en la memoria del pueblo venezolano como el día en que bajaron los cerros y el día en que se desarrolló la primera gran rebelión contra el capitalismo en el esquema neoliberal globalizante.

El recién estrenado gobierno de Carlos Andrés Pérez, literalmente entregó el país a los intereses de las entidades financieras del capitalismo imperial (FMI y Banco Mundial), atendiendo sus recomendaciones economicistas que estipulaban aumentos desmesurados del costo de la gasolina, alza de las tarifas de los servicios públicos, liberación de precios y otras medidas impopulares que dieron origen a las espontáneas y masivas protestas que comenzaron el lunes 27 de febrero en Caracas y otras ciudades cercanas a esta capital.   

   

En la mañana del 27-F el pueblo venezolano amaneció en estado de shock al verse envuelto en una situación que solo los grandes acaparadores celebraban. Y no quedó otra alternativa que rebelarse  frente a lo que significó el primer levantamiento de pueblo alguno contra el neoliberalismo globalizador.

La rebelión terminó cuatro días después con un saldo de miles de ciudadanos muertos, cientos de desaparecidos, hogares destruidos por efectos de la metralla, negocios saqueados y un tambaleante gobierno que, agotado de reservas morales, defendía su acción sangrienta a través de los voceros de entonces atrincherados en los partidos Ad y Copei, medios de comunicación, gremios empresariales, estamento militar y cúpula eclesiástica.


Unos años después, y desalojados del poder político, los perpetradores del genocidio del 27-F, cual episodio novelesco de Gargantúa y Pantagruel, se reagruparon para planificar las acciones sediciosas y terroristas contra el gobierno del presidente Hugo Chávez en 2002; para más señas, es la misma gente que hoy intenta derrocar al presidente Nicolás Maduro con estrategias sin precedentes de guerra psicológica, sabotaje económico y presión mediática internacional, acompañada de amenazantes expresiones de los representantes del imperialismo norteamericano.

Herederos políticos pues de aquel Carlos Andrés Pérez, son hoy Henrique Capriles, María Machado, Leopoldo López y Antonio Ledezma; un sátrapa este último que, por cierto, estuvo al lado de CAP acompañando sus órdenes genocidas en los días trágicos que comentamos.   




Hoy decimos entonces que estos personajillos siempre han tenido la necesidad de reciclarse el pelaje que los cubre para deambular en el espacio de la mitomanía del cual son adictos; así, unas veces se hacen llamar Coordinadora Democrática, otras sociedad civil, Gente del Petróleo o sencillamente Mesa de Unidad Democrática, aunque no puedan quitarse el tufo maloliente que los asocia con los genocidas del 27-F.

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