jueves, 31 de marzo de 2011

Oscar Camero: “El mundo se hace fluido bajo la interconexión”


Freddy Martínez

De oficio, Oscar Camero es un escritor dedicado a la investigación del tema político, un hecho extremadamente escaso en un país extremadamente polarizado políticamente. La paradoja vale para decir que los cibermedios representan una poderosa herramienta por donde fluye el también escaso debate que sólo se conforma con el anecdotario y la consigna repetitiva del slogan hecho en la propaganda.

El blog manejado por Oscar Camero lo ubicamos en www.zoopolitico.blogspot.com un medio diseñado para el análisis político, geopolítico y cultural teniendo a la realidad venezolana como punto central.

Para ilustrar lo dicho, Animal Político se anuncia con la siguiente entrada: “¿Quién puede evitar hablar de política? Es la ciudad, o el hombre en la ciudad, de acuerdo con el viejo Aristóteles. Al doblar la esquina, beber café con un pana o leer el periódico, siempre surgen ideas rápidas sobre la polis que, si no se intercambian o escriben, nunca llegan a surtir el efecto de la palabra. Así esperamos”.

-¿Cómo defines a Animal Político en el ámbito de una propuesta para los cibernautas? 
-Si duda, por ahí viene una debacle de los medios convencionales; ellos mismos tendrán que mutar o hibridarse, so pena de morir, como mueren las entidades cuyos hábitats y condiciones se les desaparecen.  No diré del todo, pero el mundo se hace fluido bajo la interconexión, y ello le quita mucho de exclusividad y pegue a los medios tradicionales.
-Es un blog apasionado por la política, tema que de viejo describe al hombre como un sujeto que se debe a ella.  Ya sabes, Aristóteles y su expresión “el hombre es un animal político”.  Procura disertar, a guisa de ensayo, asuntos que nos ayuden a comprender temas como el poder en un mundo lleno de rivalidades y competencias  Animal político se sentiría satisfecho si llegara en enseñar a alguien a desmontar un discurso y mirar las trampas que se esconden detrás de las palabras y las actitudes de los poderosos, acostumbrados al mando y al expolio de las masas.  Se inserta en el marco político específico de la Venezuela presente, que experimenta una situación de concienciación histórica y de cambios sociales.
-De esa manera te defines como un ciberperiodista?
-En tanto utilizo el ciberespacio y la forma digital para difundir una opinión, sí.  Si acepto ser periodista, no lo sería en el sentido convencional del sujeto que va a la noticia (eso implica un profesionalismo y academia que no tengo), sino del opinante que va a su intelecto y criterio propio. Digamos, en fin, para usar tu expresión, pero con más especificidad, ciberperiodista de opinión, porque me afinco constantemente en el tema de la realidad política nacional y mundial para disertar.  Ahora mismo estoy escribiendo un artículo sobre el poder y el tema militar en el mundo, sus doctrinas, que nos conducen a desmontar un discurso que presupone que hay naciones providenciales (Israel, EEUU) que pueden hacer lo que se les antoje en la materia. 
Respeto una máxima de las escuelas de periodismo: nunca digo algo que no haya sido verificado, a menos que lo trate como materia ensayística especulativa.  Es decir, si me toca manejar una noticia, intento la responsabilidad de la fuente.
-¿Cuál es tu rol en Animal Político?
-Soy el creador y responsable de la página.
-¿Y cómo se establece la relación entre quienes consultan tu blog?
-Animal político no es muy popular.  El formato tipo ensayo, digamos, no es muy coloquial.  Pero -supongo- realiza su trabajo de llevar la reflexión a espacios que ya cultiva, como en portales como Aporrea. Rebelión, Abrebrecha, periódicos regionales y extranjeros (digitales y no digitales), así como otros blogs y espacios del ciberespacio que republican sus contenidos.
-¿Cuál es tu rutina de investigación, o cómo es tu rutina en el papel de investigador?
-Voy al ciberespacio y a materiales bibliográficos para apoyar mi discurso.  Pero básicamente me afinco en mi conocimiento personal y me aprovecho de la herramienta ensayística para presentar los contenidos.  Normalmente escribo un artículo en dos o tres horas, en las mañanas,  pero ocurre que a veces me toca desenmarañar “trancas” de carácter investigativo y entonces pasa que tardo días con un solo escrito.   Sobremanera, cuando debo documentar lo aseverado, cuando el escrito es menos ensayo que noticia y debe respetar el cuido por las fuentes, las cuales procuro siempre lo más confiable. El artículo se va “cocinando” en apuntes que llevo siempre conmigo.
-¿Cada cuánto tiempo alimentas de información a Animal Político?
-Intento hacerlo semanalmente, pero, si surge un tema “caliente” en materia política, Animal Político rompe su periodicidad y lo atiende, como una manera de aportar al debate que por lo general estos temas suscitan.
¿Qué hace diferente a Animal Político de otros cibermedios más o menos de la misma orientación temática? ¿Conoces otros cibermedios como el tuyo?
-Bastante. Los promuevo en mi página. Lo que lo hace diferente es que Animal Político intenta una reflexión (fuerte, sarcástica, académica, apasionada, etc.) e ir un poco más debajo de la superficie de la cosas.  El citar debidamente a las fuentes y el ser responsable de los criterios emitidos es sintomático de lo dicho.
-¿Cada cuánto tiempo alimentas de información tu blog?
Intento hacerlo semanalmente, pero, si surge un tema “caliente” en materia política, Animal político rompe su periodicidad y lo atiende, como una manera de aportar al debate que por lo general estos temas suscitan.
Hay un asunto que tiene loco a más de un periodista con ese concepto de la veracidad, la objetividad, lo oportuno, argumenta algunas ideas sobre lo planteado.
-Es un punto peliagudo.  De los puntos dichos, me quedo con la veracidad, que por si sola ha de conducir a lo objetivo, sin importar si es oportuno o no.  Los otros puntos, “objetividad” y “oportunidad”,  parece que al presente, cuando se desmonta el tema de los medios de comunicación como empresas con aberrantes intereses, se enmarcan en la ruptura del paradigma periodístico del momento, acostumbrado a servirse de su perversión y manipulación (de perversión de los puntos dichos).  Se es objetivo y oportuno, para explicarme mejor,  si conviene al caudal de intereses de los dueños de los medios.
-¿Consideras al ciberperiodismo una herramienta para el desarrollo del futuro periodismo? ¿Hasta cuando los medios tradicionales serán tradicionales?


Como se percibe de sus propias palabras, Oscar Camero no es un ciberperiodista que desperdicia la sagrada oportunidad que dan las palabras y las ideas cuando son publicadas en un medio. Es esto, nuestro entrevistado tiene de algo de aristotélico, un ingrediente que muchas veces carecen los profesionales que ejercen en los medios tradicionales, razonando sus consideraciones sobre una materia que conoce al dedillo, y sobre el tema de la objetividad, (caro tema de un oficio que hoy en día está muy en boga por quienes consideran que la suya es la última palabra) precisa que se es objetivo y oportuno si es conveniente “al caudal de intereses de los dueños de los medios”.

En conclusión, el ciberperiodismo acerca a los ciudadanos al manejo de los medios de comunicación. Es una herramienta de la tecnología para acercar los espacios infinitos y lejanos a un sencillo cuarto de habitación. De esa manera la realidad se hace posiblemente más accesible por quienes transitan por el tecleo de una computadora.

En cuanto al periodismo como ejercicio profesional –nunca podemos dudar de su existencia futura- tendrá que redescubrir sus propósitos, sus fines, incluso reinventar sus formatos, pues con el ciberperiodismo –vaticino- el periodismo tradicional sólo existirá como materia accesoria. 


Ciertamente, esta herramienta tecnológica y este formato comunicacional ponen en otra dimensión las porciones de realidad que anteriormente consumíamos de los medios masivos de comunicación.

Canto a los sudacas de la plaza Alfredo Sadel


Me perdía en el horizonte con sólo levantar la mirada, ¡Qué claro se vuelve mi futuro ahora!
Quería encontrar mi sitio, no quería perder lo poco que tenía; pero gané nuevos colores: rojo y amarillo; amarillo y rojo mi bandera.

                                               
                                                                                                                                   Freddy Martínez 

Es una gran ofensa moral que grupos de desarraigados nacidos en Caracas por errores del destino, se manifiesten en una plaza que recuerda la memoria de Alfredo Sadel, un venezolano que desestimó ofertas de contrataciones artísticas permanentes de naciones como Rusia y Alemania sólo porque debía alejarse durante mucho tiempo de la ciudad de Caracas.

Bueno, en esa plaza que lleva el nombre del tenor venezolano más destacado por siempre, grupos de muchachos se reúnen a expresar sus simpatías por los triunfos de las selecciones de fútbol de Alemania, Portugal, Italia, España, Brasil y Argentina.

Algunos dirán que es muy natural que en estos tiempos de globalización cualquier mortal de cualquier ciudad del mundo manifieste alguna simpatía por algún ídolo deportivo de revista y televisión; en eso estaríamos de acuerdo; sin embargo, no por casualidad, esas mismas barras, -me consta- expresan manifiestos rechazos hacia selecciones como Nigeria, Paraguay, Uruguay, Camerún, Honduras; o sea la especie perdedora de siempre con la que no quieren identificarse.

“Es que el venezolano se anota siempre a ganador, ¿cómo vamos a apoyar a Ghana?”, dice un amigo. Otro suelta: “gane quien gane el mundial el venezolano sale a joder, eso no es un asunto de desarraigo o una vergüenza salir con una bandera de otra nación a celebrar como si la fiesta fuera nuestra, es sencillamente que al venezolano le gusta joder”.

Con esa lógica podemos decir que el perro hace perritos jodiendo, y con esa lógica debemos considerar que, aún jodiendo, -ya no el perrito sino el venezolano- se trata de una manifestación o un signo de minusvalía que denota baja autoestima a la condición de haber nacido en este país.

¿Qué proyecto de nación se desarrolla con un segmento importante de la población sintiendo qué está en minusvalía con respecto a los demás pueblos? Muchos venezolanos están anotados en esa lista; por eso usted los ve como alma en pena en cualquier aeropuerto del mundo dando lástima manifestando que huyen de un país en quiebra, inseguro y donde no se puede vivir.

Cuando España le ganó a Paraguay tuve que ver a un mulatico regordete hablando con acento español (el de España) manifestando sentirse feliz por el triunfo de esa selección, hasta estuve a punto de decirle que se comprara un boleto de avión a Madrid para que celebrara junto a los madrileños los siguientes triunfos de ese equipo y, sobre todo, para ver de qué manera lo tratan cuando enseñe el pasaporte de sudaca en el aeropuerto del barrio de Barajas.

Uno se pone a ver el fenómeno del mundial de fútbol en nuestro país y es como para deprimirse. Ya no sólo debemos escuchar a unos narradores de tv extasiados al máximo cuando Cristiano Ronaldo hace un pique o cuando Iker Casillas tapa un tiro a gol salido de una bota africana; como agregado, ahora hay que calarse celebraciones callejeras de desarraigados con banderitas y canciones nacionales cuando gana España, Italia, Alemania y Portugal.

Que vergüenza. No niego las simpatías que uno le pueda tener a un equipo en una competencia que despierta pasiones en todo el mundo, pero de allí a enfilarse los colores de España o Italia y llorar como si fuésemos italianos, es algo que ya toca lo ridículo en extremo.

Quien escribe ha vivido y visitado países donde el fútbol es más que una religión. Argentina por ejemplo, una nación de varias generaciones de inmigrantes, sobre todo europeos, a la que nunca vamos a ver, -ni de vaina- una manifestación de apoyo callejero a Italia, Serbia o España.

A propósito, he escuchado composiciones musicales dirigidas a sudacas hechas por los mismos sudacas; sería bueno que alguien escribiera alguna canción en honor a estos desarraigados de la plaza Alfredo Sadel.

miércoles, 30 de marzo de 2011

Un juicioso Uribe pide perdón por las bases


Freddy Martínez

Recientemente el presidente de la República de Colombia, Álvaro Uribe pidió perdón a los presidentes Correa y Chávez por la instalación de siete bases militares norteamericanas en su país. Ahora bien, viniendo de su particular estilo paisa, de ese estilo formado en la ética subterránea antioqueña, el perdón hecho público, tiene varias interpretaciones.

Uribe está consciente de la magnitud de su decisión; y sabe de las trágicas consecuencias que esta avanzada gringa puede acarrearle a la América Latina en su más cercano futuro. El presidente creador del paramilitarismo en Colombia, quiere mostrarse “juicioso”, y pide perdón, cual elemento de mafia cuando debe cumplir una fatal orden así sea contra sus hermanos o a alguien de su cercano entorno, una vez perdida la confianza tenida.

Uribe quiere pasar a la historia. De eso no hay dudas. No quiere verse en el espejo de Pastrana ni de Samper: unos señores olvidados en el reciente devenir. Hay condiciones políticas para ello. Los gringos lo saben y le calientan la oreja del orgullo para que el jefe del vecino narcoestado sea el contrapeso de Chávez en la región.

Uribe y el Departamento de Estado trabajan para una guerra a largo plazo en el sur de América. Trabajan para controlar una zona que en este momento estiman perdida. Recordemos que desde Alejandro, los emperadores romanos, Carlomagno, Napoleón, el imperio británico, el soviético, entre otros, diseñaban y promovían guerras o intervenciones cuando consideraban perdida sus naturales áreas de influencia.

Desde la no aplicación del Área de Libre Comercio de las Américas, mejor conocido como ALCA, producto de decisiones políticas consustanciadas a los intereses soberanos de naciones como Venezuela, Ecuador y Bolivia, los gringos consideran perdida su natural área de influencia.

Para cualquier imperio de cualquier época esto representa el abc de las intervenciones militares. Que lo ignore el oposicionismo filomayamero de aquí, es problema de ellos, pero es un principio que figura en la lógica de los sistemas imperiales.

Según principios geopolíticos, América Latina es el área de influencia del sistema imperial norteamericano. Quiere decir pues, que todo lo que respire, lo que nazca, toda riqueza natural habida (petróleo, gas, bosques, agua, minerales, consumidores de hamburguesas, mano de obra, tierras productivas) les pertenece.

En algún momento Uribe se retirará a sus haciendas a dar órdenes como los narcos de la serie “El cartel de los sapos”; sin embargo, la estela dejada por esa decisión de alta traición a nuestros libertadores traerá inevitables consecuencias para el pueblo latinoamericano; consecuencias que una pedida de perdón pública no la cancela ni la borra.

martes, 29 de marzo de 2011

Desplazamiento forzado de campesinos como estrategia militar del Estado colombiano


Freddy Martínez

Todos los días en Colombia se generan noticias sobre campesinos desplazados de sus territorios en una situación que, lejos de disminuir, se acentúa cada vez más con características de drama humano y de catástrofe social. Una realidad ya caracterizada por la ACNUR, (Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados) como “Crisis humanitaria en Colombia”, con estimaciones que sobrepasan los cuatro millones de personas desplazadas, según cifras recientemente manejadas por las mismas organizaciones del vecino país.

¿Y quienes son los protagonistas de esta tragedia? mayormente ciudadanos habitantes de asentamientos, caseríos y pueblos con el único recurso de un pedazo de tierra cultivable para el mínimo sustento de vida, con difícil acceso a la educación, a la salud, al agua potable y a otros elementales derechos que jamás estos ciudadanos gozarán, dado el camino ético emprendido el presidente Uribe de entregar la República  a las pretensiones colonizadoras del imperio USA.

Hay desplazados por todo el territorio colombiano: desde las zonas cafetaleras, en las rutas del Magdalena, en las fronteras colombo-venezolana, y colombo-ecuatoriana; en los departamentos del norte, del centro y del sur; en las zonas urbanas de Cali, Medellín y Bogotá; en fin, todo un drama humano que ha puesto en alerta a las autoridades de la ONU a través de un programa de asistencia de refugiados por conflictos armados, con un despliegue importante en territorio venezolano, por ser éste -según el parecer de muchos desplazados- como un relativo sitio seguro.




En el registro de noticias del programa de las Naciones Unidas para la atención de los desplazamientos forzados se cuentan en los últimos tres años hasta 630 casos. (www.eltiempo.com noticias. Lunes 23 de noviembre 2009)

La tesis que manejamos es que, en primer lugar, el desplazamiento forzado de campesinos es una estrategia de tipo militar del Estado colombiano, con claros objetivos de ocupación y de reconquista de extensas porciones de tierra cultivable, aunada a la ya tradicional política de tierra arrasada aplicada por bandas paramilitares para el control territorial.

Ciertamente, todo conflicto bélico genera situaciones de desplazamientos humanos. Recientemente en la Guerra de los Balcanes las masas humanas de Bosnia y Kosovo se movilizaban hasta fronteras relativamente seguras, muchas veces con el amparo de organizaciones como la Cruz Roja o ACNUR, precisamente para resguardar la retirada de la población civil de los escenarios de guerra.


Sin embargo, hay una abismal diferencia entre cualquier grupo de desplazados de cualquier conflicto, con los desplazados “que huyen del conflicto armado en Colombia”: éstos jamás regresarán a su lugar de origen en razón de que la solapada estrategia del Estado colombiano es ocupar y ganar vastos espacios agrícolas con el fin de desarrollar proyectos acordados ya en los Tratados de Libre Comercio con los Estados Unidos y recientemente con el Estado de Israel, además de que los emergentes jefes paramilitares también buscan granjearse un espacio en el generoso negocio de la producción de narcóticos. Para ello, sencillamente, necesitan abundante tierra cultivable.

Con esta estrategia militar, asimilada de los asesores israelíes, la elite guerrerista colombiana mata dos pájaros de un solo tiro: 1) se queda con la tierra de la población desplazada. 2) y le endosa a su enemigo estratégico (Venezuela) las masas humanas desplazadas hacia las fronteras de los estados Apure, Táchira y Zulia; generando una carga social que debe ser cubierta por el Estado receptor; pues en calidad de refugiados de guerra, el país estará en la obligación de alimentarlos y de alojarlos como ciudadanos.

Acertadamente, el gobierno del presidente Chávez ha dado garantías de seguridad a los desplazados colombianos que además de alimentación, el gobierno busca absorberlos e integrarlos a programas sociales como la Misión Barrio Adentro y las misiones educativas. Esta generosidad venezolana la saben los asesores israelíes, generando en consecuencia, una sistemática política de desplazamientos hacia zonas fronterizas con el fin de sacar la guerra de Colombia y llevarla a territorio venezolano.


 Cómo sabemos, la “guerra con Colombia” ya comenzó. Mejor dicho: la guerra contra Venezuela hace rato comenzó y uno de los elementos considerados en esta elaborada estrategia está representada en los desplazados que a diario se mueven en las zonas fronterizas.

El Diario Vea, a través de un reportaje de Jessica Sosa, (29 de noviembre de 2009), acaba de ofrecer unos interesantes números, dando cuenta sobre los migrantes colombianos que ingresaron al país durante 2008. Según estos datos la cifra alcanzó a 93 mil ciudadanos en situación de desplazados, con proyecciones para el cierre del año 2009 en unos “110 mil más”.

La organización Colombianos en Venezuela, a través de su vocero Juan Carlos Tanus, estima que la cifra de nacionales colombianos en el país está alrededor de cuatro millones y medio. Para el Estado venezolano, hay una cifra superior considerada en unos seis millones, representando un tercio de la población venezolana.


La ocupación fronteriza según la revista Panorama Alternativo

A propósito, y en ese sentido, la revista on line Panorama Alternativo, acaba de publicar en el sitio www.rebelión.org un artículo titulado “Ocupación fronteriza, desplazamiento forzado y biocombustibles” donde da cuenta de los objetivos trazados por el gobierno de Uribe de convertir a Colombia en un productor seguro de etanol, fundamentalmente para cubrir la demanda interna de combustible, además de abastecer progresivamente la necesidad de carburantes en los Estados Unidos, recordando las últimas estimaciones del ya ex JW. Bush, de buscar mercados alternativos para no depender en demasía del petróleo venezolano.


Según el mencionado artículo, quienes están detrás de esta estrategia figuran empresas de Israel de la cual “el primer proyecto se concretará en Colombia y consistirá en una planta de procesamiento a base de caña de azúcar. El cultivo tendrá una extensión aproximada de 25.000 acres. Así, el gobierno busca transformar a Colombia en el mayor productor mundial de combustibles agrícolas y los ministerios de Agricultura y de Minas y Energía trabajan en varios proyectos para conseguir esa meta. Las autoridades han dado prioridad a la producción de combustibles agrícolas a partir de la caña de azúcar, palma africana, yuca y maíz y considera otros relacionados con la papa y la higuerilla”. 


Otros datos aportados por Panorama Alternativo señala que “Colombia produce actualmente un millón de litros de alcohol carburante que abastecen sólo a Bogotá y al sur occidente del país, pero la producción deberá elevarse en medio millón de litros más para cubrir otras regiones importantes del norte y del oriente, según cálculos oficiales, en especial en los Llanos Orientales, una extensión de sabanas de unos 17 millones de hectáreas fronterizas con Venezuela y Brasil y utilizadas hoy sobre todo para la ganadería. Allí también se adelantan proyectos de biocombustibles a partir de la yuca”.

En fin, con el acuerdo firmado entre el presidente Álvaro Uribe y el gobierno de los Estados Unidos para el establecimiento de siete bases militares en territorio colombiano, el drama humano de los desplazados se agravará, pues tanto los marines, como los mercenarios de guerra contratados, necesitarán un cierto nivel de autonomía y de desplazamiento sobre vastas regiones campesinas.

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