jueves, 26 de febrero de 2015

Falla el putsch de Obama en Venezuela


 por Thierry Meyssan



Una vez más, la administración Obama trata de cambiar por la fuerza un régimen que se resiste a sus designios. El 12 de febrero de 2015, un avión propiedad de Academi (ex Blackwater) disfrazado con las insignias de las fuerzas armadas de Venezuela debía bombardear el palacio presidencial de Caracas para eliminar físicamente al presidente Nicolás Maduro. Los conspiradores tenían previsto poner en el poder a la ex diputada María Corina Machado y hacerla aclamar de inmediato por varios ex presidentes latinoamericanos.


El presidente Obama había emitido un claro aviso. Lo puso por escrito en su nueva doctrina de defensa (National Security Strategy): «Estamos del lado de los ciudadanos cuyo pleno ejercicio de la democracia está en peligro, como los venezolanos». Siendo Venezuela, desde la adopción de la Constitución de 1999, uno de los Estados más democráticos del mundo, esa frase presagiaba lo peor en materia de intentos destinados a impedir su marcha por el camino de la independencia y la redistribución de la riqueza nacional.

Era el 6 de febrero de 2015. Washington terminaba de planificar el derrocamiento de las instituciones democráticas de Venezuela. El golpe de Estado estaba planificado para el 12 de febrero.

La «Operación Jericó» contaba con la supervisión del Consejo de Seguridad Nacional (NSC), bajo la responsabilidad de Ricardo Zúñiga. Este «diplomático» es el nieto de otro Ricardo Zúñiga, el presidente del Partido Nacional de Honduras que organizó los golpes militares de 1963 y de 1972 a favor del general López Arellano. El Ricardo Zúñiga que ahora trabaja en la Casa Blanca dirigió desde 2009 hasta 2011 la estación de la CIA en La Habana, donde reclutó agentes y los financió para fabricar una oposición contra Fidel Castro a la vez que negociaba la reanudación de las relaciones diplomáticas con Cuba, finalmente anunciada en 2014.


 Como siempre en ese tipo de operaciones, Washington se esfuerza por no parecer implicado en los acontecimientos que sin embargo dirige. La CIA organiza y dirige a los golpistas a través de organizaciones supuestamente no gubernamentales: la NED (National Endowment for Democracy) y sus dos tentáculos de derecha, el International Republican Institute (IRI) y de izquierda, el National Democratic Institute (NDI); la Freedom House y el International Center for Non-Profit Law.

Además, Estados Unidos siempre recurre a sus aliados utilizándolos como contratistas en ciertos aspectos del putsch. Esta vez participaron al menos Alemania –a cargo de la protección de los ciudadanos de los países de la OTAN durante el golpe–, Canadá –a cargo del control del aeropuerto internacional civil de Caracas–, Israel –encargado de garantizar los asesinatos de varias personalidades chavistas– y el Reino Unido –a cargo de la propaganda de los golpistas. Finalmente, también moviliza sus redes políticas para que reconozcan a los golpistas: en Washington, el senador Marco Rubio; en Chile, el ex presidente Sebastián Piñera; en Colombia, los ex presidentes Álvaro Uribe Vélez y Andrés Pastrana; en México, los ex presidentes Felipe Calderón y Vicente Fox; en España, el ex presidente del gobierno José María Aznar.

Para justificar el putsch, la Casa Blanca había estimulado grandes empresas venezolanas a retener en sus almacenes enormes cantidades de productos de primera necesidad. La no distribución de esos productos tenía como objetivo provocar grandes colas ante los comercios y el estallido de motines estimulados por la acción de provocadores infiltrados entre los consumidores descontentos. La maniobra fracasó ya que, a pesar de la escasez artificialmente provocada durante enero y febrero y de las colas ante las tiendas, los venezolanos nunca llegaron a atacar los comercios.

Para reforzar el sabotaje económico, el presidente Obama había firmado, el 18 de diciembre de 2014, una ley que impone sanciones contra Venezuela y contra varios de sus dirigentes. Oficialmente, Washington decía querer sancionar a las personalidades responsables de la represión contra manifestaciones estudiantiles. En realidad, desde el inicio del año, Washington estaba pagando un salario -4 veces superior al ingreso medio de los venezolanos– a los miembros de pandillas que se dedicaban a agredir a las fuerzas del orden. Estos falsos estudiantes asesinaron a 43 personas en varios meses y sembraban el terror en las calles de Caracas.

La acción militar estaba bajo la supervisión del general Thomas W. Geary, desde la sede del SouthCom en Miami, y de Rebecca Chavez, desde el Pentágono. Como subcontratista de la parte militar del golpe aparecen el ejército privado Academi (ex Blackwater); una firma actualmente administrada por el almirante Bobby R. Inman (ex jefe de la NSA) y John Ashcroft (ex secretario de Justicia de la administración Bush).

Según esa parte del plan, un avión militar Super Tucano, matrícula N314TG, comprado por Academi en Virginia, en 2008, para asesinar a Raúl Reyes, número 2 de las FARC colombianas, avión falsamente identificado con las insignias de las fuerzas armadas de Venezuela, debía bombardear el palacio presidencial de Miraflores y otros objetivos entre los que se encontraban la sede del ministerio de Defensa, la dirección de Inteligencia y la sede de TeleSur, el canal de televisión multinacional creado por el ALBA. El avión se hallaba en Colombia, el cuartel general de los putchistas había sido instalado en la embajada de Estados Unidos en Bogotá –la capital colombiana– con la participación del embajador estadounidense Kevin Whitaker y de su segundo, Benjamin Ziff.


Varios oficiales superiores, activos y retirados, habían grabado de antemano un mensaje a la Nación anunciando que habían tomado el poder para restaurar el orden en el país. También estaba previsto que suscribirían el plan de transición, publicado en la mañana del 12 de febrero de 2015 en el diario El Nacional y redactado por el Departamento de Estado estadounidense. El plan incluía la formación de un nuevo gobierno, encabezado por la ex diputada María Corina Machado.


María Corina Machado fue presidenta de Súmate, la asociación que organizó y perdió el referéndum revocatorio contra el presidente Hugo Chávez Frías, en 2004, utilizando para ello –ya en aquel momento– los fondos de la NED (National Endowment for Democracy) y los servicios del publicista francés Jacques Seguela. A pesar de aquella derrota, María Corina Machado fue recibida con honores por el presidente George W. Bush en el Buró Oval de la Casa Blanca el 21 de marzo de 2005. Después de ser electa en 2011 como representante del Estado de Miranda, el 21 de marzo de 2014 María Corina Machado se presentó ante la Organización de Estados Americanos (OEA) como jefa de la delegación de Panamá a ese foro continental y fue inmediatamente destituida de su cargo de diputada por haber violado así los artículos 149 y 191 de la Constitución de Venezuela.

Para facilitar la coordinación del putsch, María Corina Machado organizó en Caracas, el 26 de enero, un coloquio denominado «Poder ciudadano y Democracia hoy», en el que participaron la mayoría de las personalidades venezolanas y extranjeras vinculadas a la intentona golpista.


¡Mala suerte! La Inteligencia Militar venezolana estaba vigilando a las personalidades sospechosas de haber fomentado un complot anterior para asesinar al presidente Maduro. En mayo de 2014, el fiscal de Caracas había acusado a María Corina Machado, el gobernador Henrique Salas Romer, el ex diplomático Diego Arria, el abogado Gustavo Tarre Birceño, el banquero Eligio Cedeño y el hombre de negocios Pedro M. Burelli, quienes negaron haber escrito sus propios e-mails afirmando que habían sido falsificados por la Inteligencia Militar. Por supuesto, todos eran cómplices.

Al seguir la pista de estos conspiradores, la Inteligencia Militar descubrió la «Operación Jericó». En la noche del 11 de febrero, los principales líderes de la conspiración y un agente del Mosad israelí fueron arrestados y se reforzó la protección aérea de la capital venezolana. Otros implicados fueron arrestados el 12 de febrero. El día 20, las confesiones de los arrestados permitieron la detención de otro cómplice: el alcalde de Caracas, Antonio Ledezma.


 El presidente Nicolás Maduro compareció de inmediato en televisión denunciando a los conspiradores [1]. Mientras tanto, en Washington, la portavoz del Departamento de Estado hacía reír a los periodistas que recordaban el golpe de Estado organizado por Obama en 2009 en Honduras o más recientemente, en enero de 2015, en la intentona golpista de Macedonia, al declarar: «Esas acusaciones, como todas las anteriores, son ridículas. Es una política de hace tiempo, Estados Unidos no apoya las transiciones políticas por medios no constitucionales. Las transiciones políticas deben ser democráticas, constitucionales, pacíficas y legales. Hemos visto varias veces que el gobierno venezolano trata de desviar la atención de sus propias acciones acusando a Estados Unidos u otros miembros de la comunidad internacional por los acontecimientos en el interior de Venezuela. Esos esfuerzos reflejan falta de seriedad de parte del gobierno de Venezuela al enfrentar la grave situación que está confrontando.»

Para los venezolanos, este golpe de Estado abortado plantea un grave dilema: ¿Cómo mantener la democracia cuando los principales líderes de la oposición están en la cárcel por haber preparado crímenes en contra de la democracia?

Para quienes aún creen, erróneamente, que Estados Unidos ha cambiado, que ese país ha dejado de ser una potencia imperialista y que ahora defiende la democracia en el mundo, la «Operación Jericó» es un obligado tema de reflexión.
  

Estados Unidos contra Venezuela

- En 2002, Estados Unidos organizó un golpe de Estado contra el presidente democráticamente electo Hugo Chávez Frías [2] y posteriormente asesinó al juez venezolano a cargo de la investigación, Danilo Anderson [3].

- En 2007, Estados Unidos intentó un cambio de régimen organizando en Venezuela una «revolución de color» con la participación de grupos trotskistas [4].

- En 2014, Estados Unidos pareció renunciar a su objetivo y respaldó grupos anarquistas que realizaron innumerables actos vandálicos para desestabilizar Venezuela, lo que los venezolanos llaman la Guarimba [5].
[1] «Denuncia de Nicolás Maduro sobre nueva intentona golpista en Venezuela», Red Voltaire, 12 de febrero de 2015.
[2] «Implicación de las redes secretas de la CIA para derribar a Chávez», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 18 de mayo de 2002.
[3] «Nuestro amigo Danilo Anderson asesinado en Caracas», «¿La CIA detrás del asesinato de Danilo Anderson? », por Marcelo Larrea, Red Voltaire, 20 de noviembre y 20 de noviembre de 2004. “FBI and CIA identified as helping Plan Venezuelan Prosecutor’s Murder”, por Alessandro Parma, Voltaire Network, 11 de noviembre de 2005.
[4] «Venezuela: conclusion d’une année déterminante», por Romain Migus, Réseau Voltaire, 10 de octubre de 2008. Ver también la respuesta de Gene Sharp a nuestras acusaciones: « La Albert Einstein Institution: no violencia según la CIA», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 10 de febrero de 2005.
[5] «Estados Unidos contra Venezuela: la guerra fría se calienta», por Nil Nikandrov, Strategic Culture Foundation, Red Voltaire, 12 de marzo de 2014. «Las “guarimbas” de Venezuela: derecha embozada», por Martín Esparza Flores, Contralínea (México), Red Voltaire , 28 de abril de 2014.

Fuente: Red Voltaire




 
Obama trata de marginar a los antisirios recalcitrantes

El rearme de Obama
 














miércoles, 25 de febrero de 2015

Argentina: misión de reconocimiento contra redes de espionaje de EEUU e Israel

 Nil Nikandrov

Dos recientes suicidios de alta notoriedad –uno en Francia y otro en Argentina, son muy similares. Un exitoso y bien querido jefe de la policía francesa de nombre HelricFredou, fue encontrado muerto luego de haber iniciado una investigación sobre el ataque terrorista contra el personal en las oficinas del semanario Charlie Hebdo.

Los informes oficiales sostienen que el funcionario se suicidó en su oficina empleando su arma de servicio antes de haber terminado su informe sobre el preeminente ataque terrorista en la ciudad de París.

Horas antes del fatal disparo, el funcionario Fredou concedió una entrevista en la cual dijo que el caso arrojaba "muchos matices inesperados, pero que en todo caso, él llegaría hasta el fondo del asunto." Quizás sería esta promesa lo que hizo que quienes ocultan a los terroristas se apresuraran en eliminar la amenaza planteada por el jefe de la policía. Posteriormente, los medios de prensa publicaron una versión de su muerte atribuyéndole cansancio, depresión y "agotamiento nervioso."

Los funcionarios oficiales no se han visto muy impacientes por investigar los factores ocultos en la muerte del agenteFredou, a pesar que otro funcionario policial que rastreaba a los "guerreros de la Yijada" también se suicidó durante esos mismos días. El análisis sobrio de los mensajes de blogueros que surgieron de inmediato luego del evento de París y que apuntaba hacia las huellas de la CIA y el Mossad, gradualmente desapareció de Internet.

Un hecho muy parecido ocurrió en Buenos Aires, donde Alberto Nisman, fiscal especial que investigaba la explosión ocurrida hace años en la Asociación Mutual Israelita Argentina, AMIA y que supuestamente se suicidó el pasado mes de enero.Nisman se hallaba enfrascado en descubrir las "huellas iraníes" y en la suposición que la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner y el Ministro de Relaciones Exteriores, Héctor Timerman habrían llegado a un acuerdo secreto con Irán para normalizar las relaciones con ese país. El rechazo de Buenos Aires de continuar dentro del patrón de confrontación con Irán que le fue endilgado a los argentinos al inicio de las investigaciones en los años 90 enfureció a Washington y a Tel Aviv.

A pesar de los estrechos vínculos de Nisman con las embajadas de Estados Unidos e Israel y sus frecuentes visitas para consultas en esos países, el fiscal era todavía incapaz de conseguir evidencias concluyentes sobre la colusión entre Cristina Fernández y los iraníes.

El ex jefe del espionaje argentino, Antonio Stiuso, también lo llevó por mal camino. Antes de su muerte, se descubrió que Nisman había telefoneado repetidas veces a Stiuso debido a que este le había prometido al fiscal transcripciones de las conversaciones telefónicas confidenciales de Cristina Fernández de Kirchner respecto al "acuerdo con los iraníes". Pero Stiuso lo evitaba todo el tiempo debido a que en realidad él no tenía tales materiales.

Colegas cercanos a Stiuso han señalado que él mismo fue engañado por la estación de la CIA que le había prometido brindarle los registros de las conversaciones telefónicas de Cristina Fernández de Kirchner. En la víspera de la audiencia parlamentaria, Nisman carecía aun de las evidencias más elementales para respaldar sus declaraciones ampliamente difundidas acerca del "criminal proyecto" de la Presidenta Cristina Fernández. El "Memorándum de Entendimiento con Irán" que había sido redactado por abogados y diplomáticos argentinos con el objeto de romper el punto muerto en las relaciones con Teherán y que estaba siendo utilizado como evidencia en torno a la supuesta culpabilidad de Cristina Fernández. El documento ya había sido discutido y aprobado en ambas cámaras del parlamento.

Dada esta situación, la crítica contra el servicio de inteligencia de Argentina, el cual ha sido incapaz de obtener evidencias concluyentes en la identificación de los responsables de la explosión de la AMIA, sigue creciendo. Debido a la muerte de Nisman, esa crítica no amaina. En Argentina, Juan Gabriel Labaké, abogado de uno de los acusados en el caso de la explosión en Buenos Aires, ha sido el más despectivo. Alegó que la terminación del informe del fiscal y su muerte "cambia la situación por completo". Ese abogado piensa que Nisman "fue la víctima de fuerzas siniestras que… lo eliminaron para impedirle que hablara. Fue obligado a redactar un informe, luego del cual era más útil muerto que vivo. Nismanresultó un testigo inoportuno que también estaba desestabilizando al gobierno nacional. No era bienvenido por aquellos para los cuales estaba redactando un informe: la CIA. No estoy alegando que la CIA mató a Nisman, pero la CIA es el principal sospechoso."

Según Labaké, él tuvo acceso a un documento producido conjuntamente por la CIA y el Mossad que había sido redactado para tratar la gama completa de preguntas relacionadas con el atentado de Buenos Aires.

Nisman empleó ese documento para informar al abogado (a condición que el abogado Labaké firmara un compromiso de mantener la confidencialidad sobre su contenido).

De acuerdo con el abogado, "este documento está lleno de fantasías, como muchos otros que son fabricados por los servicios de inteligencia… Allí se menciona a dos terroristas iraníes que escaparon de Irán y son escondidos por la CIA en una base militar secreta en Irak… La CIA está utilizando a estos dos individuos como si se tratara de valiosos testigos e Irán está siendo acusado de ser culpable sobre la base de sus testimonios. Nisman repite estas acusaciones.

Labaké descubrió otras especies en el informe redactado por la CIA/Mossad que Nisman copió palabra por palabra, y elevó una acusación al contralor general acusando al fiscal (antes de su muerte) de "traición, subversión de las relaciones amistosas del gobierno argentino con un estado extranjero, retardo de la justicia, abuso de poder y discriminación y persecución por razones religiosas". Labaké cree que la muerte de Nisman no será la última mientras dure la investigación del caso, señalando que "con el objeto de asegurar una resolución satisfactoria de este problema, ellos tendrán que eliminar uno o dos más". Una vez más este abogado hizo énfasis en que la CIA era en todo caso la sospechosa.

Cristina Fernández de Kirchner aseveró que la recientemente reorganizada Agencia Federal de Inteligencia de Argentina iniciará sus labores en el mes de abril del corriente. Los argentinos aprueban las resueltas medidas que se están tomando para reemplazar a la vieja Secretaría de Inteligencia, SI la cual se ha visto comprometida por una larga serie de escándalos. Los funcionarios abundan en quejas contra la SI, quejas tales como: acciones arbitrarias, interferencias en la lucha interna por parte de su dirigencia y corrupción entre su personal. La historia de la Secretaría de Inteligencia y de su antecesora, la SIDE está repleta de hechos tales como espionaje ilegal, represión, uso de falsas evidencias y tráfico de informaciones e influencias.

En consecuencia, la SI ha sido infiltrada por servicios de inteligencia extranjeros, particularmente por la CIA y el Mossad. 

Esto se llevó a cabo a través de varios canales, incluyendo canales oficiales, bajo el pretexto de coordinar la lucha conjunta contra el terrorismo y el narcotráfico. Estas ocasiones legales fueron aprovechadas para estudiar al personal al interior del servicio de inteligencia argentino, como también al carácter de sus operaciones en el hemisferio occidental, Europa y otras regiones. Bajo el disfraz de la "cooperación amistosa" los servicios de inteligencia norteamericanos e israelíes dirigieron sus esfuerzos de reclutamiento dentro de los círculos dirigentes de la SI, como también al interior de sus divisiones operativas y técnicas.

Actualmente, la embajada de Estados Unidos en Buenos Aires está tratando de asegurar que las cuestionables circunstancias que rodean la muerte del fiscal Nisman, sean magnificadas de todas las maneras imaginables. Los hechos establecidos anteriormente han sido negados y evidencias totalmente nuevas se han puesto en circulación con el propósito de desestabilizar al gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.

¿Por qué se lanza este ataque contra el gobierno argentino? La destrucción de las Torres Gemelas en Nueva York fue utilizada para justificar la invasión de Afganistán por parte de Estados Unidos y la OTAN. La extensión del caos en el Medio Oriente y el ataque terrorista en Francia han señalado el inicio de convulsiones dentro de la Europa continental –la cual forma parte de una enorme zona de inminente inestabilidad que va desde Gibraltar hasta el Mar Amarillo. Se están haciendo esfuerzos para derrocar al gobierno argentino con el objeto de crear un "efecto dominó" que extienda el caos a través de toda América Latina, debilite a Brasil y a su "estado populista" y desmantele las asociaciones integracionistas en el continente, tales como Mercosur, Celac, ALBA, Unasur y otras.

El canal de televisión CNN que en América Latina se considera una herramienta para la propaganda y la guerra sucia, fue puesto al servicio de la diseminación de informaciones acerca de la muerte de Nisman. El corresponsal Drew Griffin, comentó sobre el tema, "informes iniciales dicen que se trata de un suicidio, pero en un país donde la política es tan complicada y fascinante como su baile nacional, las teorías conspirativas comienzan a girar. 

En los puestos de periódicos, en los cafés, la conclusión es sencilla: asesinato, dirigido en parte… por Cristina Fernández de Kirchner." Durante reuniones con altos funcionarios argentinos, Noah Mamet, embajador norteamericano en Argentina, de manera insistente reitera la oferta de Washington de brindar ayuda profesional en la investigación sobre las circunstancias en que se dio la muerte del fiscal. Todo el tiempo él hace hincapié en que la investigación de Argentina no debe desviarse de su tarea principal --identificar de manera meticulosa "las huellas iraníes."

En respuesta a una solicitud hecha por el Congreso norteamericano, el Ministro de Relaciones Exteriores de Argentina, Héctor Timerman, descartó la idea que se pudiera permitir a Estados Unidos investigar la muerte de Alberto Nisman. "No entiendo por qué ellos creen que el FBI puede resolver problemas en cualquier parte del mundo."

La Presidenta Cristina Fernández reaccionó de manera aun más dura: "No somos un país de cuarta categoría ni una república bananera donde cualquiera pueda aparecerse a darnos consejos."

Su posición ha sido recibida con indisimulada irritación en Washington y en Tel Aviv. Tal como la presidenta lo ha señalado, su servicio de inteligencia nunca ha fallado en descubrir la fuente de cualquier amenaza que ella ha recibido. La presidenta argentina es bien conocida por su tenacidad y valentía y de este modo ella le pide al pueblo argentino que recuerde que "si algo me sucediera, no busquen en el oriente, busquen en el norte." Queriendo decir, busquen en Estados Unidos.

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