viernes, 10 de abril de 2015

Sepa quien es “El Gato” Félix Rodríguez, el agente CIA que mató al CHE

Trayectoria de un asesino que ahora se encuentra en Panamá participando en foros de debate


Por Resumen Latinoamericano


En Miami, se cuenta cómo George Bush, el padre, entonces operativo de la CIA encargado de operaciones anticubanas, conoció a Félix Rodríguez Mendigutía, ex agente de la policía de Batista, mientras reclutaba a emigrados cubanos para conformar una tropa de matones y saboteadores.

Después de un riguroso entrenamiento, el grupo “de élite” iba a actuar en territorio cubano simultáneamente a la invasión de Playa Girón en el marco de la famosa Operación 40 concebida por el vicedirector de la CIA, Charles Cabell.

Así fue como se reunió a individuos tales como: Luis Posada Carriles, Frank Sturgis, E. Howard Hunt, Guillermo e Ignacio Novo Sampoll, Rafael Quintero, José Basulto, Herminio Díaz y Bernard Barker, que luego aparecieron vinculados a los trucos más sucios de los que conformaban ya la mafia miamense.


Sobrino de José Antonio “Toto” Mendigutía Silvera, Ministro de Obras Públicas y cercano colaborador del dictador cubano Fulgencio Batista, el joven Félix Rodríguez (más precisamente Félix Ismael Fernando José Rodríguez Mendiglutía), ex alumno de la Havana Military Academy y agente del aparato represivo batistiano, tenía todas las características para sumarse a esta tropa de sicarios. Apenas reclutado, Félix Rodríguez parte hacia la base norteamericana del canal de Panamá para recibir entrenamiento en sabotaje y terrorismo.


UNA PRIMERA MISIÓN DESASTROSA

Pocos meses más tarde, a finales de 1960, la CIA le confía su primera misión. Llega a Cuba el 14 de febrero de 1961, con otros agentes, a bordo de una lancha rápida que los deja en una zona próxima a Arcos de Canasí, en los límites de las provincias de La Habana y Matanzas. Desembarca con dos toneladas de equipos y explosivos que son descubiertos, pocos días después, por la Seguridad de Estado cubano, gracias a un agente infiltrado en la operación.


Félix Rodríguez también venía con instrucciones para la contrarrevolución interna para que, entre otras operaciones, se provocara la voladura del puente de Bacunayagua en los momentos en que se produjera la invasión proyectada.
 
Llega el momento de la invasión de Playa Girón (Bahía de Cochinos). Fracasa miserablemente, en menos de 72 horas. La Revolución Cubana no sólo aplasta entonces a la fuerza invasora sino que capturan más de un millar de mercenarios.


Perseguido por la Seguridad del Estado, Rodríguez se esconde en casa de un contrarrevolucionario y contacta con un funcionario de la embajada española, agente de la CIA, quien organiza su salida del país a través de la embajada venezolana.
 
Tras la derrota de Playa Girón los círculos extremistas de Miami acusaron furiosamente al gobierno de Kennedy de haberlos “traicionado”. Pero el presidente estaba también furioso. Despidió al director de la CIA, Allen Dulles, a su vicedirector, Charles Cabell, y al jefe de las operaciones encubiertas, Dick Bissell.

En 1963, Kennedy es asesinado. La implicación de varios conspiradores cubanos, incluyendo a Félix Rodríguez, Frank Sturgis, Herminio Díaz, Orlando Bosch, los hermanos Guillermo e Ignacio Novo Sampoll y, particularmente, Luis Posada Carriles, es considerada por varios investigadores del tema. 



Por otro lado, el papel de George Bush, Richard Nixon y de varios reyes del petróleo de Texas es también cuestionado. George Bush estaba en Texas aquel día. Siempre dijo no recordarse con precisión de sus actividades. Tampoco Félix Rodríguez se recuerda. Sin embargo, años después, fue desclasificada una carta del Jefe del FBI, en la cual J. Edgar Hoover explicaba cómo un tal “Señor George Bush de la CIA” había informado acerca de la reacción de los círculos cubano-americanos de Miami después del asesinato.

EN FORT BENNINGS, CON POSADA Y MAS CANOSA

A su regreso de Cuba, por órdenes de la CIA, Félix Rodríguez pasa un curso en Fort Bennings con los elementos más fanáticos de la Operación 40, entre otros Luis Posada Carriles, futuro jefe de pandilla terrorista, y Jorge Mas Canosa, quien fundara y dirigirá la terrorista Fundación Nacional Cubano-Americana.


Luego fue enviado a Nicaragua con un grupo de agentes que atacó el buque español Sierra de Aranzazu como represalia por las relaciones mantenidas por España con Cuba. El ataque terrorista crea tal escándalo que la CIA retira su tropa anti-cubana, supuestamente de élite.

Según su propio testimonio desclasificado, en junio de 1967, Félix Rodríguez recibe una llamada de un oficial de la CIA que se identifica como Larry S. quien le propone sumarse a una operación destinada a capturar al Che Guevara cuya presencia en Bolivia está confirmada. Rodríguez usará el nombre de “Félix Ramos Medina”. Terminará con el apodo de “El Gato”.

Viajará con otro mercenario cubano-americano de apellido González, con el cual llega en La Paz, la capital boliviana, el 2 de agosto de 1967. Son recibidos por el oficial de caso, denominado Jim, y un oficial boliviano de inmigración. La estación CIA es dirigida por John Tilton. Otro cubano-americano, Gustavo Villoldo, se sumará pronto a Rodríguez y González.


El 31 de agosto, Rodríguez tiene una primera oportunidad de ejercer sus “talentos” en materia de interrogatorio. José Castillo Chávez, “Paco”, un miembro de la tropa del Che cae preso. Rodríguez se desplaza por avión desde Santa Cruz hasta Vallegrande, acompañado por el Mayor Arnaldo Saucedo.
 
El 22 de septiembre, los guerrilleros toman el caserío de Alto Seco pero luego caen en una emboscada en la población de Jagüey donde mueren Coco Pedredo, Manuel Hernández Osorio y Mario Gutiérrez Arcaya. Los militares atan los cadáveres sobre unos burros y aparecen así ante los campesinos horrorizados de Pucará, a poca distancia. El informe sobre el incidente estará entregado directamente al agente de la CIA Félix Ramos.
 
Este día el guerrillero Antonio “León” Domínguez Flores aprovecha el combate para alejarse de sus compañeros y luego entregarse al ejército. “El Gato” Ramos se encargará de sacarle toda la información. Incluso torturándolo y usándolo de informante al encarcelarlo junto al guerrillero preso Ciro Roberto Bustos.
 
La traición de León y la muerte de tres compañeros significaron indiscutiblemente un golpe muy grave para la guerrilla del Che. Rodríguez afirma que impulsó entonces al Coronel Joaquín Zenteno Anaya, jefe de la Octava Division del Ejército boliviano, desplazar a su 2do Batallón de Rangers desde su cuartel general de La Esperanza hacia Vallegrande.
 
Los soldados bolivianos conformando el batallón han sido entrenados por los instructores dirigidos por el Mayor norteamericano de Tropas Especiales “Pappy” Shelton. El 29 de septiembre, el Coronel Zenteno ordena a sus 650 Rangers dirigirse hacia el sector de Vallegrande con el objetivo de rodear a la tropa guerrillera. Rodríguez acompaña a la tropa. Protegiendo más que nunca su verdadera identidad, el oficial CIA se hace designar exclusivamente bajo el nombre de “Capitán Ramos”.

El 30 de septiembre, el Che y su grupo son ubicados en el sector de Valle Serrano. El 8 de octubre, en los alrededores de las 3:30 de la tarde, el Che cae preso después de agotar sus municiones en un combate donde recibe una herida en la pierna. El enfrentamiento dejó muertos a tres guerrilleros y dos soldados.



A las 4:00 PM, es conducido frente a un capitán de apellido Prado quien ordena a su operador radio de avisar a Vallegrande de la captura.


INSULTA AL CHE AMARRADO EN EL SUELO

El mensaje “Caída de Ramón confirmada” revela la noticia al Coronel Zenteno en Vallegrande quien, asombrado, exige una segunda confirmación y luego de obtenerla ordena el traslado del Che a La Higuera, justo antes de avisar a Félix Rodríguez, en Vallegrande, con otro mensaje en clave.
 
En las horas siguientes, el Presidente norteamericano Lyndon B. Johnson es avisado por su asesor Walt Rostow, con un memorandum urgente, que el Che está preso en Bolivia. Según su versión de los eventos, Félix “Ramos” Rodríguez llega en helicóptero a La Higuera a las 6:15 de la mañana, el día 9, con Zenteno Anaya quien dejó en Vallegrande a su propio jefe de inteligencia, Saucedo Parada, por falta de espacio en el pequeño aparato. “El Gato” trae un potente radio y una cámara.

Observa al Che tendido en el suelo, los brazos atados en la espalda y sus pies amarrados y empieza a insultarlo con desprecio. Luego, transmite con su radio un mensaje cifrado a la estación CIA más cercana para su retransmisión hacia el cuartel general de la CIA en Langley, Virginia. Empezó a fotografiar sistemáticamente todos los documentos encontrados con el Che, incluso su diario, página por página.
 
Realiza un número de fotos del Che que la CIA mantiene secretas hasta hoy. Este mismo día, el dictador boliviano Barrientos recibe del embajador norteamericano Henderson la orden de muerte del Che. Félix Rodríguez recibe luego un mensaje cifrado dando el código establecido para la ejecución.

Según los documentos norteamericanos desclasificados, será el propio mercenario cubano americano que informará, una hora más tarde, al Coronel boliviano Zenteno de la decisión.

Sobre este tema, Ramos-Rodríguez pretenderá luego que tenía la orden de sus superiores de la CIA de mantener el Che vivo “a todo costo”. Según sus pretensiones, la CIA y el Gobierno norteamericano habían preparado condiciones para llevarse al Che a Panamá, usando “helicópteros y aviones”. Lo que no corresponde de ninguna manera a lo que sucederá.

Rodríguez afirmará que frente al Coronel Zenteno quien dice que debe obedecer a las órdenes recibidas (a través de Ramos), decidió “dejar la historia seguir su curso”. En su relación de los eventos, Rodríguez-Ramos, agente de la CIA y torturador formado en Fort Bennings toma la precaución de atribuirse sentimientos humanitarios, algo obviamente absurdo de parte de una crápula de tal dimensión.
 
Aquellas afirmaciones del hombre que luego participará, en Vietnan, en la operación de exterminio de militantes comunistas denominada “Phoenix” -una verdadera masacre- sólo merecen estar archivadas al lado de las frases inventadas del Che que la CIA difundió y sigue difundiendo, hasta en Internet.

Lo cierto es que será al “Capitán Ramos” y no al coronel boliviano a quien llega la orientación de matar al Che. “El Gato” la comunica al coronel boliviano y luego dirige la ejecución.

Según el joven soldado Eduardo Huerta Lorenzetti quien estaba de guardia en la escuelita donde yace el Guerrillero Heroico, el agente cubano-americano de la CIA entra repentinamente y zarandea al Che atado por los hombros para que hablara, lo hala bruscamente por la barba y le grita que lo va a matar. Huerta trata de intervenir pero “El Gato” lo amenaza gritándole “¡boliviano de mierda!”.

La discusión quedó interrumpida por la llegada de un cadáver y otro prisionero, Juan Pablo Chang Navarro “El Chino”, casi ciego. Ramos le da golpes al preso y luego, con una bayoneta, le provoca varias heridas intentando que hable, sin lograrlo.


“MANDÉ A TERÁN QUE CUMPLIERA LA ORDEN”

Félix Rodríguez, alias Capitán Ramos, alias “El Gato”, ordena entonces al Sargento Jaime Terán asesinar al Che. Lo confesó a la revista española Cambio 16, edición del 18 de diciembre de 1998: “Salí y mandé a Terán que cumpliera la orden. Le dije que debía dispararle por debajo del cuello porque tenía que parecer muerto en combate”. Asustado, Terán no llega a disparar sobre el Guerrillero Heroico.



- ¡Dispara cojudo, dispara!, le grita Ramos a Terán. Terán sigue sin disparar y sale de la escuelita. ”El Gato” grita amenazas y le ordena terminantemente entrar de nuevo y cumplir con la orden. Terán, finalmente, dispara.

Entonces, el agente de la CIA Félix Rodríguez imitando cobardemente a unos militares presentes, dispara hacia el cuerpo del Guerrillero Heroico. Esta mima tarde, Rodríguez sale de La Higuera en helicóptero hacia Vallegrande.

Contará que al llegar “sabiendo que la gente de Castro estarían mirando para agentes de la CIA”, se puso la gorra del ejército boliviano. 

El corresponsal de The Guardian, el inglés Richard Gott, escribe en aquel momento que al llegar el cuerpo del Che en Vallegrande, la operación fue dejada en manos de un hombre en traje de campaña cuya descripción corresponde a Félix Rodríguez.


“! VAMOS A LLEVARNOLOS PAL’CARAJO!”

El cadáver fue trasladado a un camión. Gott contó cómo “Las puertas del camión se abrieron de repente y el agente americano saltó, emitiendo un grito de guerra: “!Vamos a llevárnoslos pal’carajo!” A uno de los corresponsales quien le preguntaba de dónde venía, Ramos-Rodríguez le contestó bruscamente: “¡De ninguna parte!”


Gott anotó cómo “El Gato” miraba iracundo cada vez que una cámara era dirigida hacía él. También observó cómo este “capitán” estaba hablando con los oficiales de mayor grado “en términos familiares”. En el hotel de Vallegrande, los agentes de la CIA, encabezados por Félix “El Gato” Rodríguez, y oficiales bolivianos, festejaron la muerte del Che.

Según los testigos, Félix Rodríguez abrió una botella de whisky y brindó a los presentes. En las horas siguientes, “El Gato” también participó en la decisión de cortarle las manos al Che para su posterior identificación. Terminada su bochornosa misión de sicario, Félix Rodríguez salió de Vallegrande para Santa Cruz, luego a Panamá y finalmente a Estados Unidos.


TORTURADOR EN VIETNAN

El 24 de febrero de 1969, Rodríguez obtiene la ciudadanía norteamericana. La CIA lo manda a Saigón, en Vietnan, donde se dedica a torturar e interrogar a los prisioneros al lado de Ted Shackley, quien fuera Jefe de la gigantesca estación CIA JM/Wave de Miami, encargada de las operaciones contra Cuba.


Con extrema violencia, participa en el Programa Phoenix. Según William Colby, ex jefe de la CIA, esta operación de extrema represión dejó 26.369 muertos entre las 33.350 personas detenidas en los centros de interrogatorios norteamericanos.

Félix Rodríguez, integrando la empresa de cobertura Air América, trafica luego heroína desde Laos para la red norteamericana de Santos Traficante, el ex padrino habanero, al fin de influir en el conflicto laosiano ganándose el apoyo de tribus aisladas. La operación está dirigida por Donald Gregg, quien obedece a las orientaciones de Ted Shackley.

Entre 1972 y 1973, Félix Rodríguez es instructor del Ejército Argentino convocado por el entonces jefe del Cuerpo de Ejército I, general Tomás Sánchez de Bustamante, a quien conoció en Vietnam.
 
Luego aparece como hombre de confianza y de consulta de la agencia Trident Investigative Services Inc. La agencia es representada en la Argentina por John Battaglia Ponte, un uruguayo nacionalizado estadounidense y ex agente de la CIA, que en los años 70 participó del llamado “Plan Cóndor” que coordinó el accionar ilegal de los aparatos represivos del Cono Sur.


En agosto de 1974, George Bush, entonces director de la CIA, confía a Orlando Bosch la responsabilidad de reunir el conjunto de los grupos terroristas de Miami en un solo grupo, la famosa Coordinadora de Organizaciones Revolucionarias Unidas (CORU) que luego realizara un centenar de atentados en más de 25 países.

Félix Rodríguez colabora con Bosch y cumple varias “misiones” en Uruguay, Brasil, Costa Rica, Honduras, Guatemala y El Salvador. Actúa en América Central y ayuda a la fuga de Anastasio Somoza de Nicaragua.

Bush desinformará al Congreso acerca de la muerte de Orlando Letellier, ex ministro chileno y ex embajador de Chile en EE.UU., y de Ronni Moffit, militante de los derechos humanos, asesinados en pleno Washington por agentes de la dictadura de Pinochet y matones cubano-americanos “prestados” por los hermanos Guillermo y Ignacio Novo Sampoll, discípulos de Bosch, y también “socios” de Félix Rodríguez, desde la famosa Operación 40.


CONDECORADO POR SU MENTOR

En 1976, Bush condecora a su socio Rodríguez con la medalla Estrella al Valor. En 1979, Rodríguez se vincula al comercio de las armas en América del Sur, en asociación con Ted Shackley, su jefe en Saigón. En 1981 Reagan y Bush ocupan la Casa Blanca y Félix Rodríguez cumple varias misiones por cuenta de la CIA, paralelamente a sus varios tráficos.

En 1982, el director de la CIA, William Casey, lanza la operación Black Eagle para “ampliar el papel de EE.UU. en América Central”. En agosto, el vicepresidente George Bush nombra a Donald Gregg (el de Laos) como Consejero para la Seguridad Nacional. Gregg manda a Félix Rodríguez en misiones de apoyo a la Contra nicaragüense.



Rodríguez organiza, con José Basulto (hoy cabecilla de Hermanos al Rescate) lo que luego se calificó de mayor desvío de fondos de seguro social de la historia de EE.UU. bajo el pretexto de organizar ilegalmente servicios hospitalarios para los mercenarios de la Contra nicaragüense.

En octubre 1984, Gerald Latchinian, vice-director de Giro Aviation, una empresa aérea de la CIA manejada por Félix Rodríguez, es arrestado y encarcelado por la importación de 10 millones de dólares de cocaína. A finales de 1984, Donald Gregg presenta al coronel Oliver North, jefe de las operaciones en América central, a Félix Rodríguez. Rodríguez se entrevista directamente con Bush el 22 de enero de 1985.


NARCOTRAFICANTE EN EL SALVADOR

También a partir de este momento, en El Salvador, el ex miembro de la Operación 40 se encarga de coordinar las operaciones de transporte de enormes cantidades de cocaína desde Colombia hasta los Estados Unidos.



La CIA le ofrece, como principal ayudante, a su viejo socio, el archí-terrorista Luis Posada Carriles, hoy enjuiciado en Panamá por un atentado fracasado contra Fidel Castro. 



Un ex agente de la DEA (la agencia federal norteamericana anti-droga), Celerino Castillo III, contó más tarde ante el comité de inteligencia de la Cámara cómo sus informantes descubrieron en la base de Ilopango almacenes de drogas, armas y dinero. También cómo se dieron cuenta de que muchos de los pilotos de los Contras estaban fichados como narcotraficantes en los dossier de la DEA.
 
El 18 de enero de 1985, Rodríguez se entrevista con Roberto Milán-Rodríguez, el experto en lavado de dinero del Cartel de Medellín, quien se jacta de haber ya “lavado” más de 1,5 mil millones de dólares para su organización. Milán-Rodríguez le entrega 10 millones de dólares, destinados a la Contra nicaragüense.

El 8 de mayo 1985, la oficina de Bush es alertada por Rodríguez de que un aparato C-123 ha sido derribado por las fuerzas armadas nicaragüenses. El piloto, Eugene Hassenfus, confiesa trabajar para la CIA bajo los órdenes de Max Gómez (Félix Rodríguez) y Ramón Medina (Luis Posada Carriles).

En diciembre 1985, George Bush recibe abierta y desvergonzadamente a su amigo Félix Rodríguez, torturador, asesino, ladrón y narcotraficante en la Casa Blanca. 



Rodríguez participa ahí en la celebración de Navidad. En octubre del año siguiente, el General Singlaub se queja de los “contactos diarios” de Rodríguez con la oficina de Bush, temiendo “daños para el presidente Reagan y el Partido Republicano”.


“HAS GANADO MUCHO RESPETO”

En 1988, una comisión del Senado, dirigida por el senador John Kerry, investiga la escandalosa operación de tráfico de drogas y de armas involucrando a Oliver North, Donald Gregg, John Poindexter, Elliott Abrams, Otto Reich, Richard Armitage, John Negroponte, Mitch Daniels y Félix Rodríguez. Este último también tendrá que dar un testimonio, al parecer bien arreglado: “Has ganado mucho respeto en el proceso”, le comentará enigmáticamente George Bush en un mensaje personal que le escribió.



En 1989, George Bush consigue la presidencia. En la toma de posesión, Rodríguez está presente, al lado de un gran amigo, el General Rafael Bustillos, jefe de la Fuerza aérea de El Salvador. Aunque Félix Rodríguez afirma entonces que abandona la CIA, el semanario Rolling Stone revela que sigue visitando la agencia cada mes para recibir instrucciones y que lleva allí su Cadillac a prueba de balas para darle mantenimiento.



Félix Rodríguez, entretanto, anda por Miami, mafiando con su red de ex agentes, matones, conspiradores.


HACIENDO SUS COMPRAS EN COSTCO

En el juicio de los Cinco de Miami, se reveló cómo uno de los patriotas cubanos se encontró, casualmente, algún fin de semana, con Félix Rodríguez, que esperaba detrás de él en la caja de un supermercado Costco de Miami. Pudo luego observar cómo salió, despreocupado, hacia su lujoso vehículo en el parqueo del centro comercial.



Socio de la cúpula terrorista cubano-americana de Miami y de los archí-terroristas Posada y Bosch, torturador en Saigón, ladrón del Watergate, narcotraficante de Laos y El Salvador, el mercenario de Bolivia, “El Gato” Rodríguez se jacta hoy de “haber matado” al Che. Conserva el reloj Rolex del Guerrillero Heroico tal cómo varias reliquias de sus numerosas víctimas.

“Héroe” del Imperio, el asesino condecorado anda libremente en Miami, frecuenta a los demás canallas de la cúpula mafiosa y sigue jactándose de sus crímenes. Vive en una lujosa casa de Miami-Dade. En su sala exhibe sus trofeos. Un Rolex GMT Master de acero y una pipa que pertenecieron al Che.
 
Así viven los asesinos, esbirros, torturadores y criminales de cualquier calaña en su santuario estadounidense de South Florida.


jueves, 5 de marzo de 2015

Chávez: hoy cantamos en tu honor eterno






Freddy Martínez

El paso de Hugo Chávez Frías por la vida terrena no pasó desapercibida. Esos 58 años de vida encarnados en aquel niño campesino, en el adolescente pelotero y después en el sencillo soldado que soñó una patria, se amoldaron en una sólida figura humana que los pueblos del mundo identificaron -cual mito mediterráneo- con un titán olímpico.

El itinerario humano de este hombre excepcional comienza en Sabaneta de Barinas, lugar de las pequeñas aventuras de infancia compartidas con el hermano mayor del matrimonio Chávez Frías y con la abuela Rosinés. El niño Hugo comienza a observar el mundo desde las leyendas; la manera como en el llano venezolano se interpreta la dura realidad de la vida cotidiana.

En leyenda pues creció el muchacho Hugo Rafael y así fue tejiendo las historias familiares que a sus oídos llegaban. Las historias aventureras del abuelo Maisanta las convirtió en una epopeya de familia, rescatando el honor de aquel guerrillero antigomecista; el mismo que la sociedad latifundista tildó como un despiadado pistolero. Fue su primera victoria frente a las versiones acomodadas de la historia burguesa.


Cuando el bachiller Chávez llega a Caracas en el año 1971, la nación venezolana se promociona en el mundo como un país de derroche y de estabilidad social, sin embargo, la realidad interna era otra y aunque al joven Chávez Frías sólo le preocupaba jugar béisbol, la semilla revolucionaria lo comenzaba a tocar como en un juego del destino. Los proyectos por emular a su ídolo de adolescencia, al gran pitcher magallanero Isaías “Látigo” Chávez, pasaron a un segundo plano. La vida militar, los libros y la figura de Simón Bolívar lo van formando como un militante bolivariano.


Presenció con estoicismo los desfiles presidenciales del momento y caminó al lado de los más importantes jefes políticos de la Cuarta República hasta comprender que era el momento de bajar de las estatuas al Simón Bolívar de los libros para iniciar la reconstrucción de la República, luego de los terribles días de febrero y marzo de 1989.

De aquel sencillo joven de la Venezuela profunda quedaba poco, convirtiéndose de a poco en el Chávez que salió por televisión anunciando el fracaso de su aventura quijotesca. El muchacho que nació en Sabaneta de Barinas un 28 de julio de 1954 se descubrió para la historia universal un 4 de febrero de 1992.


Otras fechas se agregarán a su labor de demiurgo creador. El 6 de diciembre de 1998 se ganó el reconocimiento del pueblo en una fiesta memorable realizada frente al teatro Teresa Carreño. Ese día el pueblo venezolano lo hizo presidente para que anunciara la nueva Constitución ya redactada el 2 de febrero de 1999: día del nacimiento de la República Bolivariana. Y siguieron otras importantes jornadas que reafirmaron su liderazgo a su inquebrantable fuerza humana y revolucionaria.

Pero los zarpazos también cuentan: la huelga general contra su presidencia el 1 de diciembre de 2001 presagiaban jornadas duras para el próximo 2002: llegaron los aciagos días de abril y Chávez era rescatado de la muerte en un tercer día de resurrección. Dejaba de ser un hombre, dejaba de ser un sencillo líder con defectos humanos para constituirse en el mito que el pueblo venezolano construyó.

La burguesía venezolana, presa de su propia precariedad, nunca lo entendió; es entonces la hora del pueblo venezolano para asumir su revancha histórica y crear al Chávez antimperialista; y Chávez en respuesta, se proclama socialista anunciando las misiones, paralelamente a las situaciones insurreccionales planteadas por las fuerzas reaccionarias de la derecha política interna y sus aliados internacionales.

América del Sur y los pueblos del planeta son sus siguientes escenarios. Venezuela se hizo pequeña ante el ya proclamado Gigante de Sabaneta: conquistó Santa Marta en una memorable manifestación de pueblo colombiano. Se hizo Dios en Haití. Cuba rindió honores a su presencia. Argentina tembló al escucharlo cuando Mar del Plata casi lo proclama Libertador una vez que el jefe del imperio retrocede tras la propuesta de imponer un “paquete” de dominación económica llamado Alca. 


Ecuador y Bolivia lo entendieron y siguieron sus pasos irreverentes. Palestina lo venera en cualquier calle como uno más de una familia en diáspora. Siria lo sigue como a un profeta antiguo. La gigante Rusia lo protege y le hace himnos en su honor. Irán lo admira. La China del Tao ríe su humor llanero. El pueblo norteamericano lo descubre y lo convierte en amigo. Honduras lo sigue llorando.

También el demiurgo fundador tiene tiempo para pensar en América tal como los libertadores del siglo XIX la pensaron. Chávez miró al Caribe y creó Petrocaribe. Observó razones comunes entre naciones amigas y creó el Alba como una alternativa de relación entre hermanos. Chávez como un profeta que guía los acontecimientos futuros funda la Comunidad de Estados Latinoamericanos, en la necesidad de una instancia política que intenta devolver el proyecto de unificación continental impulsado por el Libertador Simón Bolívar en el Congreso de Panamá en 1826. Después de Chávez la patria grande tiene fronteras infinitas.

Cuando el Eterno Comandante Hugo Rafael Chávez Frías fallece el 5 de marzo de 2013, ya el pueblo venezolano le había ofrendado varios títulos a su legendaria figura humana: presidente invicto, Comandante Supremo, segundo Libertador de la patria.

Hoy cantamos en su honor eterno. Chávez vive...

lunes, 2 de marzo de 2015

Ayer genocidas del 27-F, hoy conspiradores y terroristas




Freddy Martínez

El 27 de febrero de 1989 está en la memoria del pueblo venezolano como el día en que bajaron los cerros y el día en que se desarrolló la primera gran rebelión contra el capitalismo en el esquema neoliberal globalizante.

El recién estrenado gobierno de Carlos Andrés Pérez, literalmente entregó el país a los intereses de las entidades financieras del capitalismo imperial (FMI y Banco Mundial), atendiendo sus recomendaciones economicistas que estipulaban aumentos desmesurados del costo de la gasolina, alza de las tarifas de los servicios públicos, liberación de precios y otras medidas impopulares que dieron origen a las espontáneas y masivas protestas que comenzaron el lunes 27 de febrero en Caracas y otras ciudades cercanas a esta capital.   

   

En la mañana del 27-F el pueblo venezolano amaneció en estado de shock al verse envuelto en una situación que solo los grandes acaparadores celebraban. Y no quedó otra alternativa que rebelarse  frente a lo que significó el primer levantamiento de pueblo alguno contra el neoliberalismo globalizador.

La rebelión terminó cuatro días después con un saldo de miles de ciudadanos muertos, cientos de desaparecidos, hogares destruidos por efectos de la metralla, negocios saqueados y un tambaleante gobierno que, agotado de reservas morales, defendía su acción sangrienta a través de los voceros de entonces atrincherados en los partidos Ad y Copei, medios de comunicación, gremios empresariales, estamento militar y cúpula eclesiástica.


Unos años después, y desalojados del poder político, los perpetradores del genocidio del 27-F, cual episodio novelesco de Gargantúa y Pantagruel, se reagruparon para planificar las acciones sediciosas y terroristas contra el gobierno del presidente Hugo Chávez en 2002; para más señas, es la misma gente que hoy intenta derrocar al presidente Nicolás Maduro con estrategias sin precedentes de guerra psicológica, sabotaje económico y presión mediática internacional, acompañada de amenazantes expresiones de los representantes del imperialismo norteamericano.

Herederos políticos pues de aquel Carlos Andrés Pérez, son hoy Henrique Capriles, María Machado, Leopoldo López y Antonio Ledezma; un sátrapa este último que, por cierto, estuvo al lado de CAP acompañando sus órdenes genocidas en los días trágicos que comentamos.   




Hoy decimos entonces que estos personajillos siempre han tenido la necesidad de reciclarse el pelaje que los cubre para deambular en el espacio de la mitomanía del cual son adictos; así, unas veces se hacen llamar Coordinadora Democrática, otras sociedad civil, Gente del Petróleo o sencillamente Mesa de Unidad Democrática, aunque no puedan quitarse el tufo maloliente que los asocia con los genocidas del 27-F.

jueves, 26 de febrero de 2015

Falla el putsch de Obama en Venezuela


 por Thierry Meyssan



Una vez más, la administración Obama trata de cambiar por la fuerza un régimen que se resiste a sus designios. El 12 de febrero de 2015, un avión propiedad de Academi (ex Blackwater) disfrazado con las insignias de las fuerzas armadas de Venezuela debía bombardear el palacio presidencial de Caracas para eliminar físicamente al presidente Nicolás Maduro. Los conspiradores tenían previsto poner en el poder a la ex diputada María Corina Machado y hacerla aclamar de inmediato por varios ex presidentes latinoamericanos.


El presidente Obama había emitido un claro aviso. Lo puso por escrito en su nueva doctrina de defensa (National Security Strategy): «Estamos del lado de los ciudadanos cuyo pleno ejercicio de la democracia está en peligro, como los venezolanos». Siendo Venezuela, desde la adopción de la Constitución de 1999, uno de los Estados más democráticos del mundo, esa frase presagiaba lo peor en materia de intentos destinados a impedir su marcha por el camino de la independencia y la redistribución de la riqueza nacional.

Era el 6 de febrero de 2015. Washington terminaba de planificar el derrocamiento de las instituciones democráticas de Venezuela. El golpe de Estado estaba planificado para el 12 de febrero.

La «Operación Jericó» contaba con la supervisión del Consejo de Seguridad Nacional (NSC), bajo la responsabilidad de Ricardo Zúñiga. Este «diplomático» es el nieto de otro Ricardo Zúñiga, el presidente del Partido Nacional de Honduras que organizó los golpes militares de 1963 y de 1972 a favor del general López Arellano. El Ricardo Zúñiga que ahora trabaja en la Casa Blanca dirigió desde 2009 hasta 2011 la estación de la CIA en La Habana, donde reclutó agentes y los financió para fabricar una oposición contra Fidel Castro a la vez que negociaba la reanudación de las relaciones diplomáticas con Cuba, finalmente anunciada en 2014.


 Como siempre en ese tipo de operaciones, Washington se esfuerza por no parecer implicado en los acontecimientos que sin embargo dirige. La CIA organiza y dirige a los golpistas a través de organizaciones supuestamente no gubernamentales: la NED (National Endowment for Democracy) y sus dos tentáculos de derecha, el International Republican Institute (IRI) y de izquierda, el National Democratic Institute (NDI); la Freedom House y el International Center for Non-Profit Law.

Además, Estados Unidos siempre recurre a sus aliados utilizándolos como contratistas en ciertos aspectos del putsch. Esta vez participaron al menos Alemania –a cargo de la protección de los ciudadanos de los países de la OTAN durante el golpe–, Canadá –a cargo del control del aeropuerto internacional civil de Caracas–, Israel –encargado de garantizar los asesinatos de varias personalidades chavistas– y el Reino Unido –a cargo de la propaganda de los golpistas. Finalmente, también moviliza sus redes políticas para que reconozcan a los golpistas: en Washington, el senador Marco Rubio; en Chile, el ex presidente Sebastián Piñera; en Colombia, los ex presidentes Álvaro Uribe Vélez y Andrés Pastrana; en México, los ex presidentes Felipe Calderón y Vicente Fox; en España, el ex presidente del gobierno José María Aznar.

Para justificar el putsch, la Casa Blanca había estimulado grandes empresas venezolanas a retener en sus almacenes enormes cantidades de productos de primera necesidad. La no distribución de esos productos tenía como objetivo provocar grandes colas ante los comercios y el estallido de motines estimulados por la acción de provocadores infiltrados entre los consumidores descontentos. La maniobra fracasó ya que, a pesar de la escasez artificialmente provocada durante enero y febrero y de las colas ante las tiendas, los venezolanos nunca llegaron a atacar los comercios.

Para reforzar el sabotaje económico, el presidente Obama había firmado, el 18 de diciembre de 2014, una ley que impone sanciones contra Venezuela y contra varios de sus dirigentes. Oficialmente, Washington decía querer sancionar a las personalidades responsables de la represión contra manifestaciones estudiantiles. En realidad, desde el inicio del año, Washington estaba pagando un salario -4 veces superior al ingreso medio de los venezolanos– a los miembros de pandillas que se dedicaban a agredir a las fuerzas del orden. Estos falsos estudiantes asesinaron a 43 personas en varios meses y sembraban el terror en las calles de Caracas.

La acción militar estaba bajo la supervisión del general Thomas W. Geary, desde la sede del SouthCom en Miami, y de Rebecca Chavez, desde el Pentágono. Como subcontratista de la parte militar del golpe aparecen el ejército privado Academi (ex Blackwater); una firma actualmente administrada por el almirante Bobby R. Inman (ex jefe de la NSA) y John Ashcroft (ex secretario de Justicia de la administración Bush).

Según esa parte del plan, un avión militar Super Tucano, matrícula N314TG, comprado por Academi en Virginia, en 2008, para asesinar a Raúl Reyes, número 2 de las FARC colombianas, avión falsamente identificado con las insignias de las fuerzas armadas de Venezuela, debía bombardear el palacio presidencial de Miraflores y otros objetivos entre los que se encontraban la sede del ministerio de Defensa, la dirección de Inteligencia y la sede de TeleSur, el canal de televisión multinacional creado por el ALBA. El avión se hallaba en Colombia, el cuartel general de los putchistas había sido instalado en la embajada de Estados Unidos en Bogotá –la capital colombiana– con la participación del embajador estadounidense Kevin Whitaker y de su segundo, Benjamin Ziff.


Varios oficiales superiores, activos y retirados, habían grabado de antemano un mensaje a la Nación anunciando que habían tomado el poder para restaurar el orden en el país. También estaba previsto que suscribirían el plan de transición, publicado en la mañana del 12 de febrero de 2015 en el diario El Nacional y redactado por el Departamento de Estado estadounidense. El plan incluía la formación de un nuevo gobierno, encabezado por la ex diputada María Corina Machado.


María Corina Machado fue presidenta de Súmate, la asociación que organizó y perdió el referéndum revocatorio contra el presidente Hugo Chávez Frías, en 2004, utilizando para ello –ya en aquel momento– los fondos de la NED (National Endowment for Democracy) y los servicios del publicista francés Jacques Seguela. A pesar de aquella derrota, María Corina Machado fue recibida con honores por el presidente George W. Bush en el Buró Oval de la Casa Blanca el 21 de marzo de 2005. Después de ser electa en 2011 como representante del Estado de Miranda, el 21 de marzo de 2014 María Corina Machado se presentó ante la Organización de Estados Americanos (OEA) como jefa de la delegación de Panamá a ese foro continental y fue inmediatamente destituida de su cargo de diputada por haber violado así los artículos 149 y 191 de la Constitución de Venezuela.

Para facilitar la coordinación del putsch, María Corina Machado organizó en Caracas, el 26 de enero, un coloquio denominado «Poder ciudadano y Democracia hoy», en el que participaron la mayoría de las personalidades venezolanas y extranjeras vinculadas a la intentona golpista.


¡Mala suerte! La Inteligencia Militar venezolana estaba vigilando a las personalidades sospechosas de haber fomentado un complot anterior para asesinar al presidente Maduro. En mayo de 2014, el fiscal de Caracas había acusado a María Corina Machado, el gobernador Henrique Salas Romer, el ex diplomático Diego Arria, el abogado Gustavo Tarre Birceño, el banquero Eligio Cedeño y el hombre de negocios Pedro M. Burelli, quienes negaron haber escrito sus propios e-mails afirmando que habían sido falsificados por la Inteligencia Militar. Por supuesto, todos eran cómplices.

Al seguir la pista de estos conspiradores, la Inteligencia Militar descubrió la «Operación Jericó». En la noche del 11 de febrero, los principales líderes de la conspiración y un agente del Mosad israelí fueron arrestados y se reforzó la protección aérea de la capital venezolana. Otros implicados fueron arrestados el 12 de febrero. El día 20, las confesiones de los arrestados permitieron la detención de otro cómplice: el alcalde de Caracas, Antonio Ledezma.


 El presidente Nicolás Maduro compareció de inmediato en televisión denunciando a los conspiradores [1]. Mientras tanto, en Washington, la portavoz del Departamento de Estado hacía reír a los periodistas que recordaban el golpe de Estado organizado por Obama en 2009 en Honduras o más recientemente, en enero de 2015, en la intentona golpista de Macedonia, al declarar: «Esas acusaciones, como todas las anteriores, son ridículas. Es una política de hace tiempo, Estados Unidos no apoya las transiciones políticas por medios no constitucionales. Las transiciones políticas deben ser democráticas, constitucionales, pacíficas y legales. Hemos visto varias veces que el gobierno venezolano trata de desviar la atención de sus propias acciones acusando a Estados Unidos u otros miembros de la comunidad internacional por los acontecimientos en el interior de Venezuela. Esos esfuerzos reflejan falta de seriedad de parte del gobierno de Venezuela al enfrentar la grave situación que está confrontando.»

Para los venezolanos, este golpe de Estado abortado plantea un grave dilema: ¿Cómo mantener la democracia cuando los principales líderes de la oposición están en la cárcel por haber preparado crímenes en contra de la democracia?

Para quienes aún creen, erróneamente, que Estados Unidos ha cambiado, que ese país ha dejado de ser una potencia imperialista y que ahora defiende la democracia en el mundo, la «Operación Jericó» es un obligado tema de reflexión.
  

Estados Unidos contra Venezuela

- En 2002, Estados Unidos organizó un golpe de Estado contra el presidente democráticamente electo Hugo Chávez Frías [2] y posteriormente asesinó al juez venezolano a cargo de la investigación, Danilo Anderson [3].

- En 2007, Estados Unidos intentó un cambio de régimen organizando en Venezuela una «revolución de color» con la participación de grupos trotskistas [4].

- En 2014, Estados Unidos pareció renunciar a su objetivo y respaldó grupos anarquistas que realizaron innumerables actos vandálicos para desestabilizar Venezuela, lo que los venezolanos llaman la Guarimba [5].
[1] «Denuncia de Nicolás Maduro sobre nueva intentona golpista en Venezuela», Red Voltaire, 12 de febrero de 2015.
[2] «Implicación de las redes secretas de la CIA para derribar a Chávez», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 18 de mayo de 2002.
[3] «Nuestro amigo Danilo Anderson asesinado en Caracas», «¿La CIA detrás del asesinato de Danilo Anderson? », por Marcelo Larrea, Red Voltaire, 20 de noviembre y 20 de noviembre de 2004. “FBI and CIA identified as helping Plan Venezuelan Prosecutor’s Murder”, por Alessandro Parma, Voltaire Network, 11 de noviembre de 2005.
[4] «Venezuela: conclusion d’une année déterminante», por Romain Migus, Réseau Voltaire, 10 de octubre de 2008. Ver también la respuesta de Gene Sharp a nuestras acusaciones: « La Albert Einstein Institution: no violencia según la CIA», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 10 de febrero de 2005.
[5] «Estados Unidos contra Venezuela: la guerra fría se calienta», por Nil Nikandrov, Strategic Culture Foundation, Red Voltaire, 12 de marzo de 2014. «Las “guarimbas” de Venezuela: derecha embozada», por Martín Esparza Flores, Contralínea (México), Red Voltaire , 28 de abril de 2014.

Fuente: Red Voltaire




 
Obama trata de marginar a los antisirios recalcitrantes

El rearme de Obama
 














miércoles, 25 de febrero de 2015

Argentina: misión de reconocimiento contra redes de espionaje de EEUU e Israel

 Nil Nikandrov

Dos recientes suicidios de alta notoriedad –uno en Francia y otro en Argentina, son muy similares. Un exitoso y bien querido jefe de la policía francesa de nombre HelricFredou, fue encontrado muerto luego de haber iniciado una investigación sobre el ataque terrorista contra el personal en las oficinas del semanario Charlie Hebdo.

Los informes oficiales sostienen que el funcionario se suicidó en su oficina empleando su arma de servicio antes de haber terminado su informe sobre el preeminente ataque terrorista en la ciudad de París.

Horas antes del fatal disparo, el funcionario Fredou concedió una entrevista en la cual dijo que el caso arrojaba "muchos matices inesperados, pero que en todo caso, él llegaría hasta el fondo del asunto." Quizás sería esta promesa lo que hizo que quienes ocultan a los terroristas se apresuraran en eliminar la amenaza planteada por el jefe de la policía. Posteriormente, los medios de prensa publicaron una versión de su muerte atribuyéndole cansancio, depresión y "agotamiento nervioso."

Los funcionarios oficiales no se han visto muy impacientes por investigar los factores ocultos en la muerte del agenteFredou, a pesar que otro funcionario policial que rastreaba a los "guerreros de la Yijada" también se suicidó durante esos mismos días. El análisis sobrio de los mensajes de blogueros que surgieron de inmediato luego del evento de París y que apuntaba hacia las huellas de la CIA y el Mossad, gradualmente desapareció de Internet.

Un hecho muy parecido ocurrió en Buenos Aires, donde Alberto Nisman, fiscal especial que investigaba la explosión ocurrida hace años en la Asociación Mutual Israelita Argentina, AMIA y que supuestamente se suicidó el pasado mes de enero.Nisman se hallaba enfrascado en descubrir las "huellas iraníes" y en la suposición que la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner y el Ministro de Relaciones Exteriores, Héctor Timerman habrían llegado a un acuerdo secreto con Irán para normalizar las relaciones con ese país. El rechazo de Buenos Aires de continuar dentro del patrón de confrontación con Irán que le fue endilgado a los argentinos al inicio de las investigaciones en los años 90 enfureció a Washington y a Tel Aviv.

A pesar de los estrechos vínculos de Nisman con las embajadas de Estados Unidos e Israel y sus frecuentes visitas para consultas en esos países, el fiscal era todavía incapaz de conseguir evidencias concluyentes sobre la colusión entre Cristina Fernández y los iraníes.

El ex jefe del espionaje argentino, Antonio Stiuso, también lo llevó por mal camino. Antes de su muerte, se descubrió que Nisman había telefoneado repetidas veces a Stiuso debido a que este le había prometido al fiscal transcripciones de las conversaciones telefónicas confidenciales de Cristina Fernández de Kirchner respecto al "acuerdo con los iraníes". Pero Stiuso lo evitaba todo el tiempo debido a que en realidad él no tenía tales materiales.

Colegas cercanos a Stiuso han señalado que él mismo fue engañado por la estación de la CIA que le había prometido brindarle los registros de las conversaciones telefónicas de Cristina Fernández de Kirchner. En la víspera de la audiencia parlamentaria, Nisman carecía aun de las evidencias más elementales para respaldar sus declaraciones ampliamente difundidas acerca del "criminal proyecto" de la Presidenta Cristina Fernández. El "Memorándum de Entendimiento con Irán" que había sido redactado por abogados y diplomáticos argentinos con el objeto de romper el punto muerto en las relaciones con Teherán y que estaba siendo utilizado como evidencia en torno a la supuesta culpabilidad de Cristina Fernández. El documento ya había sido discutido y aprobado en ambas cámaras del parlamento.

Dada esta situación, la crítica contra el servicio de inteligencia de Argentina, el cual ha sido incapaz de obtener evidencias concluyentes en la identificación de los responsables de la explosión de la AMIA, sigue creciendo. Debido a la muerte de Nisman, esa crítica no amaina. En Argentina, Juan Gabriel Labaké, abogado de uno de los acusados en el caso de la explosión en Buenos Aires, ha sido el más despectivo. Alegó que la terminación del informe del fiscal y su muerte "cambia la situación por completo". Ese abogado piensa que Nisman "fue la víctima de fuerzas siniestras que… lo eliminaron para impedirle que hablara. Fue obligado a redactar un informe, luego del cual era más útil muerto que vivo. Nismanresultó un testigo inoportuno que también estaba desestabilizando al gobierno nacional. No era bienvenido por aquellos para los cuales estaba redactando un informe: la CIA. No estoy alegando que la CIA mató a Nisman, pero la CIA es el principal sospechoso."

Según Labaké, él tuvo acceso a un documento producido conjuntamente por la CIA y el Mossad que había sido redactado para tratar la gama completa de preguntas relacionadas con el atentado de Buenos Aires.

Nisman empleó ese documento para informar al abogado (a condición que el abogado Labaké firmara un compromiso de mantener la confidencialidad sobre su contenido).

De acuerdo con el abogado, "este documento está lleno de fantasías, como muchos otros que son fabricados por los servicios de inteligencia… Allí se menciona a dos terroristas iraníes que escaparon de Irán y son escondidos por la CIA en una base militar secreta en Irak… La CIA está utilizando a estos dos individuos como si se tratara de valiosos testigos e Irán está siendo acusado de ser culpable sobre la base de sus testimonios. Nisman repite estas acusaciones.

Labaké descubrió otras especies en el informe redactado por la CIA/Mossad que Nisman copió palabra por palabra, y elevó una acusación al contralor general acusando al fiscal (antes de su muerte) de "traición, subversión de las relaciones amistosas del gobierno argentino con un estado extranjero, retardo de la justicia, abuso de poder y discriminación y persecución por razones religiosas". Labaké cree que la muerte de Nisman no será la última mientras dure la investigación del caso, señalando que "con el objeto de asegurar una resolución satisfactoria de este problema, ellos tendrán que eliminar uno o dos más". Una vez más este abogado hizo énfasis en que la CIA era en todo caso la sospechosa.

Cristina Fernández de Kirchner aseveró que la recientemente reorganizada Agencia Federal de Inteligencia de Argentina iniciará sus labores en el mes de abril del corriente. Los argentinos aprueban las resueltas medidas que se están tomando para reemplazar a la vieja Secretaría de Inteligencia, SI la cual se ha visto comprometida por una larga serie de escándalos. Los funcionarios abundan en quejas contra la SI, quejas tales como: acciones arbitrarias, interferencias en la lucha interna por parte de su dirigencia y corrupción entre su personal. La historia de la Secretaría de Inteligencia y de su antecesora, la SIDE está repleta de hechos tales como espionaje ilegal, represión, uso de falsas evidencias y tráfico de informaciones e influencias.

En consecuencia, la SI ha sido infiltrada por servicios de inteligencia extranjeros, particularmente por la CIA y el Mossad. 

Esto se llevó a cabo a través de varios canales, incluyendo canales oficiales, bajo el pretexto de coordinar la lucha conjunta contra el terrorismo y el narcotráfico. Estas ocasiones legales fueron aprovechadas para estudiar al personal al interior del servicio de inteligencia argentino, como también al carácter de sus operaciones en el hemisferio occidental, Europa y otras regiones. Bajo el disfraz de la "cooperación amistosa" los servicios de inteligencia norteamericanos e israelíes dirigieron sus esfuerzos de reclutamiento dentro de los círculos dirigentes de la SI, como también al interior de sus divisiones operativas y técnicas.

Actualmente, la embajada de Estados Unidos en Buenos Aires está tratando de asegurar que las cuestionables circunstancias que rodean la muerte del fiscal Nisman, sean magnificadas de todas las maneras imaginables. Los hechos establecidos anteriormente han sido negados y evidencias totalmente nuevas se han puesto en circulación con el propósito de desestabilizar al gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.

¿Por qué se lanza este ataque contra el gobierno argentino? La destrucción de las Torres Gemelas en Nueva York fue utilizada para justificar la invasión de Afganistán por parte de Estados Unidos y la OTAN. La extensión del caos en el Medio Oriente y el ataque terrorista en Francia han señalado el inicio de convulsiones dentro de la Europa continental –la cual forma parte de una enorme zona de inminente inestabilidad que va desde Gibraltar hasta el Mar Amarillo. Se están haciendo esfuerzos para derrocar al gobierno argentino con el objeto de crear un "efecto dominó" que extienda el caos a través de toda América Latina, debilite a Brasil y a su "estado populista" y desmantele las asociaciones integracionistas en el continente, tales como Mercosur, Celac, ALBA, Unasur y otras.

El canal de televisión CNN que en América Latina se considera una herramienta para la propaganda y la guerra sucia, fue puesto al servicio de la diseminación de informaciones acerca de la muerte de Nisman. El corresponsal Drew Griffin, comentó sobre el tema, "informes iniciales dicen que se trata de un suicidio, pero en un país donde la política es tan complicada y fascinante como su baile nacional, las teorías conspirativas comienzan a girar. 

En los puestos de periódicos, en los cafés, la conclusión es sencilla: asesinato, dirigido en parte… por Cristina Fernández de Kirchner." Durante reuniones con altos funcionarios argentinos, Noah Mamet, embajador norteamericano en Argentina, de manera insistente reitera la oferta de Washington de brindar ayuda profesional en la investigación sobre las circunstancias en que se dio la muerte del fiscal. Todo el tiempo él hace hincapié en que la investigación de Argentina no debe desviarse de su tarea principal --identificar de manera meticulosa "las huellas iraníes."

En respuesta a una solicitud hecha por el Congreso norteamericano, el Ministro de Relaciones Exteriores de Argentina, Héctor Timerman, descartó la idea que se pudiera permitir a Estados Unidos investigar la muerte de Alberto Nisman. "No entiendo por qué ellos creen que el FBI puede resolver problemas en cualquier parte del mundo."

La Presidenta Cristina Fernández reaccionó de manera aun más dura: "No somos un país de cuarta categoría ni una república bananera donde cualquiera pueda aparecerse a darnos consejos."

Su posición ha sido recibida con indisimulada irritación en Washington y en Tel Aviv. Tal como la presidenta lo ha señalado, su servicio de inteligencia nunca ha fallado en descubrir la fuente de cualquier amenaza que ella ha recibido. La presidenta argentina es bien conocida por su tenacidad y valentía y de este modo ella le pide al pueblo argentino que recuerde que "si algo me sucediera, no busquen en el oriente, busquen en el norte." Queriendo decir, busquen en Estados Unidos.

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