miércoles, 30 de marzo de 2011

Un juicioso Uribe pide perdón por las bases


Freddy Martínez

Recientemente el presidente de la República de Colombia, Álvaro Uribe pidió perdón a los presidentes Correa y Chávez por la instalación de siete bases militares norteamericanas en su país. Ahora bien, viniendo de su particular estilo paisa, de ese estilo formado en la ética subterránea antioqueña, el perdón hecho público, tiene varias interpretaciones.

Uribe está consciente de la magnitud de su decisión; y sabe de las trágicas consecuencias que esta avanzada gringa puede acarrearle a la América Latina en su más cercano futuro. El presidente creador del paramilitarismo en Colombia, quiere mostrarse “juicioso”, y pide perdón, cual elemento de mafia cuando debe cumplir una fatal orden así sea contra sus hermanos o a alguien de su cercano entorno, una vez perdida la confianza tenida.

Uribe quiere pasar a la historia. De eso no hay dudas. No quiere verse en el espejo de Pastrana ni de Samper: unos señores olvidados en el reciente devenir. Hay condiciones políticas para ello. Los gringos lo saben y le calientan la oreja del orgullo para que el jefe del vecino narcoestado sea el contrapeso de Chávez en la región.

Uribe y el Departamento de Estado trabajan para una guerra a largo plazo en el sur de América. Trabajan para controlar una zona que en este momento estiman perdida. Recordemos que desde Alejandro, los emperadores romanos, Carlomagno, Napoleón, el imperio británico, el soviético, entre otros, diseñaban y promovían guerras o intervenciones cuando consideraban perdida sus naturales áreas de influencia.

Desde la no aplicación del Área de Libre Comercio de las Américas, mejor conocido como ALCA, producto de decisiones políticas consustanciadas a los intereses soberanos de naciones como Venezuela, Ecuador y Bolivia, los gringos consideran perdida su natural área de influencia.

Para cualquier imperio de cualquier época esto representa el abc de las intervenciones militares. Que lo ignore el oposicionismo filomayamero de aquí, es problema de ellos, pero es un principio que figura en la lógica de los sistemas imperiales.

Según principios geopolíticos, América Latina es el área de influencia del sistema imperial norteamericano. Quiere decir pues, que todo lo que respire, lo que nazca, toda riqueza natural habida (petróleo, gas, bosques, agua, minerales, consumidores de hamburguesas, mano de obra, tierras productivas) les pertenece.

En algún momento Uribe se retirará a sus haciendas a dar órdenes como los narcos de la serie “El cartel de los sapos”; sin embargo, la estela dejada por esa decisión de alta traición a nuestros libertadores traerá inevitables consecuencias para el pueblo latinoamericano; consecuencias que una pedida de perdón pública no la cancela ni la borra.

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