sábado, 7 de mayo de 2011

Wojtyla, una beatificación de nuestro tiempo



Gennaro Carotenuto

El 1º de mayo, ocupando de manera para nada casual una fecha tradicional del mundo del trabajo y de la izquierda laica, Karol Wojtyla, conocido durante su papado como Juan Pablo II, fue beatificado apenas seis años después de su muerte. Para la iglesia católica es un escalón necesario hacia la santidad.

Aunque dos millones de fieles viajaron a Roma en esas horas, la obra de Wojtyla no deja de ser polémica, ya sea por sus omisiones en las denuncias de los casos de pedofilia, por su alianza con las dictaduras latinoamericanas y con prelaturas cuestionadas como el Opus Dei y los Legionarios de Cristo, o por su guerra sin cuartel contra la modernidad, la iglesia de los pobres y el espíritu del Concilio Vaticano II.

Entren en la catedral de la ciudad de San Salvador y miren a la derecha de la nave central. Pero no se confundan. El sonriente sacerdote representado en esa gigantesca pintura no es monseñor Óscar Arnulfo Romero, el obispo asesinado en 1980 por los escuadrones de la muerte de ultraderecha. El cura cuya mirada apacible no puede evitar ningún viandante es San José María Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei, la organización que agrupa selectos católicos y de la cual Karol Wojtyla fue un firme aliado político. 


Tanto que llegó hasta a santificar al polémico sacerdote vasco sin importarle ni el franquismo, ni el antisemitismo, ni su escandalosa compra de un título nobiliario, ni las denuncias de un proceso de santidad manipulado. Lo que importaba era ofrecer un santo para la clase dirigente católica, fieramente anticomunista, una figura que interpretara un catolicismo en el que el poder y el dinero fueran celebrados como camino, incluso como camino a la santidad.

Para encontrar signos que recuerden a monseñor Romero, el viajero que visite El Salvador –aunque su nombre sea Barack Obama, quien llegó hasta ahí el pasado marzo– debe buscar una capillita, a menudo cerrada, ubicada al exterior de una catedral rigurosamente controlada por el Opus. Aunque los fieles humildes y el pequeño mercado de camisetas y estampitas en las afueras sólo recuerden a don Óscar, la gloria de Dios está toda reservada para Escrivá, parecen decir los símbolos de la catedral. 


Escrivá, santo; Wojtyla, beato; y Romero… nada. Pocos meses antes de su martirio, el 7 de mayo de 1979, el obispo centroamericano había presentado al papa un dossier sobre las violaciones de derechos humanos. Había salido de la reunión “consternado” por el hielo con el cual su denuncia fue acogida por Juan Pablo: “llévese mejor con su gobierno”, fueron las categóricas palabras del pontífice.

Con aquellas palabras el camino hacia la santidad había dejado de ser un misterio para responder a una lógica política terrenal que en América Latina significó la alianza con varios Augusto Pinochet y con los verdugos del Plan Cóndor. Así se explica que, 31 años después, el proceso de beatificación de Romero se haya perdido en los archivos del tribunal vaticano, mientras que la causa del fundador del Opus siguió un camino acelerado. Múltiples testimonios, entre ellos el de Ernesto Cardenal, que fuera ministro de Cultura en la Nicaragua sandinista, indican que fue el mismo Wojtyla quien explicó públicamente que la beatificación de un mártir como Romero no era oportuna porque “sería instrumentalizada por la izquierda”.


El mismo camino recorrido por Escrivá había sido diseñado también para otro protegido de la iglesia anticonciliar, Marcial Maciel, fundador de los Legionarios de Cristo, una especie de Opus a la derecha del Opus y hoy muy cercanos al gobierno de Felipe Calderón en México. Aunque esté probado que desde 1976 el futuro Juan Pablo II estuviera al tanto de severas críticas a Maciel, éste también estaba destinado a una santidad fast track, a pesar de sus dos mujeres, de sus varios hijos de quienes él mismo abusaba, y de las acusaciones de robos y otros delitos. Sólo después de la muerte de Wojtyla fue que Maciel dejó de ser un santo viviente y sólo después de su propia muerte, en 2008, la iglesia católica fue obligada a no seguir encubriendo sus culpas. 


 Es la misma práctica del silencio absoluto del Vaticano wojtylista, comprobadamente informado y siempre activo en ocultar los crímenes de cientos de curas pedófilos, empezando por el cardenal austríaco Hans Hermann Groër y el estadounidense Bernard Law.

Así el domingo 1º de mayo fue beatificado Wojtyla, amigo de Maciel y Escrivá, enemigo de Romero e implacable cazador de brujas en la iglesia católica latinoamericana salida del Congreso Eucarístico de Medellín en 1968. Fue contra la Teología de la Liberación que cumplió su primer viaje fuera de las murallas petrinas. Fue en enero de 1979 cuando concurrió a Puebla, México, para la tercera conferencia episcopal latinoamericana, donde imprimió su viraje duramente conservador. Desde entonces cientos y cientos de religiosos progresistas fueron silenciados por Juan Pablo II, empezando por uno de los máximos teólogos conciliares, Bernard Häring, y siguiendo por el jesuita Pedro Arrupe, pasando por el obispo de los migrantes y de las prostitutas, el francés Jacques Gaillot, a quien humilló enviándolo a la inexistente diócesis de Partenia, y por el obispo de San Cristóbal de las Casas, Samuel Ruiz, sensible al mundo indígena y zapatista.

Es así, entre grandes alabanzas e inciensos, que se llega a una beatificación postergada apenas lo mínimo indispensable para mantener la decencia del proceso. Ahora, en Roma, un merchandising más o menos kitsch sobre el “beato Wojtyla” está invadiendo la Via della Conciliazione, aquella avenida abierta en 1929 por Benito Mussolini para solemnizar con el Concordato, la alianza entre Iglesia Católica y fascismo. Algo similar ocurre en las calles de Wadowice, en el sur de Polonia, donde hace 91 años nació quien se convertiría en papa. Wadowice, bendecida por la suerte de ese nacimiento lejano, es el segundo punto álgido de un evento que fue pensado a escala planetaria. Ya son más de medio millón los peregrinos que cada año ocupan sus hoteles y restaurantes, visitan sus calles e iglesias y, por supuesto, el museo dedicado a Juan Pablo II (que el domingo 1º inauguró otros mil metros cuadrados de exposición). 


 También en este contexto la venta de la imagen de Wojtyla, con un mensaje edulcorado de amor y de paz, desenmascara la realidad de una iglesia católica polaca que sigue jugando un papel político cada día más cercano al Pis (Ley y Justicia), el partido de extrema derecha, reaccionario, racista, ultranacionalista, del difunto Lech Kaczynski y de su mellizo Jaroslaw.


Es una situación parecida a la de Italia, donde la iglesia católica nunca se distanció del gobierno de Silvio Berlusconi a pesar de sus continuos escándalos sexuales y de corrupción. El primer ministro sigue comprando el silencio de las jerarquías otorgando al Vaticano enormes ventajas económicas en términos de financiación a la escuela privada (que en Italia es casi exclusivamente católica) o de exenciones fiscales, y cerrando cualquier debate sobre temas éticos tales como la fecundación asistida, los matrimonios homosexuales o las curas paliativas. Esto último a pesar de que varios científicos, entre ellos la anestesióloga italiana Lina Pavanelli, afirman que el mismo Wojtyla se tomó la libertad de interrumpir sus tratamientos médicos, acelerando su muerte, cosa que la iglesia sigue considerando pecado mortal para los fieles de a pie. Es el Wojtyla conservador, siempre irreductiblemente contra cualquier tipo de contracepción y contra el uso del condón en la lucha contra el sida.

Pero nada de esto fue recordado en Roma el domingo 1º de mayo.

miércoles, 4 de mayo de 2011

El caso Pérez Becerra y la criminalización de la comunicación popular. ¿Punto de inflexión?



Aram Aharonian

Todos sabemos que Joaquín Pérez Becerra, director de la agencia de prensa alternativa Anncol, es un sobreviviente del fatídico Baile Rojo con el cual la oligarquía colombiana asesinó a la casi totalidad de los alcaldes y políticos comunistas de la Unión Patriótica Colombiana. Fue concejal por la UP, sabiendo el riesgo que eso conllevaba. Le mataron a la esposa y a 5.000 compañeros. Estos montajes no son nuevos en la guerra sucia de Colombia. Allí, el DAS, organismo de “inteligencia”, chantaje, tortura y persecusión, ha sido denunciado naciomal e internacionalmente por llevar adelante miles de acusaciones infundadas, en un país donde los jueces y abogados viven la crónica de una muerte anunciada, como lo reflejara Gabriel García Márquez. 



Nunca más

En América Latina los luchadores contra la violación de derechos humanos impulsaron la consigna “nunca más” a estos hechos contra los derechos humanos y masacres de lesa humanidad. Aunque algunos se sientan molestos, defender la vida y los derechos del periodista Joaquín Pérez Becerra es defender el derecho a la justicia, a las normas procesales internacionales que no pueden ser acuerdos particulares de gobiernos. Es defender la vida y la seguridad de cientos de luchadores sociales y revolucionarios que debieron salir de sus países, perseguidos por dictaduras y gobiernos represivos, para buscar cobijo en otros. Muchos son los latinoamericanos que encontraron en Venezuela un lugar para proseguir sus luchas y sumarse a la construcción de un nuevo modelo de justicia social, inclusión y equidad. Parece que hoy nadie garantiza su seguridad.



Es cierto: no debemos caer en la trampa de la derecha colombiana, sus objetivos nada tienen que ver con el humanismo, el socialismo o cualquier modelo de justicia social, solo reflejan el poder y los intereses de la oligarquía, sus aparatos y su socio principal, el gobierno de EEUU. Pero tampoco podemos callar, bajo el argumento de que ello debilita al gobierno bolivariano. Ernesto Villegas, director del diario Ciudad Ccs, señala que en el avión que trajo al director de Anncol desde Frankfurt venían, sembrados como pasajeros, agentes de la policía colombiana bajo el paraguas de Interpol, quienes tenían bajo la mira a su objetivo. Santos llamó al presidente Hugo Chávez cuando apenas faltaban dos horas para el aterrizaje. Le dio incluso el número de asiento que ocupaba un “pajarito” a punto de recalar en Maiquetía. 

Sin dudas, pudo haberle avisado con mayor antelación, pero no quiso darle tiempo para pensar ni reaccionar. Lo quería con la papa caliente entre las manos. Una vez practicada la detención en Maiquetía, el ministro de la Defensa de Colombia telefoneó al ministro del Interior venezolano, Tareck El Aissami, para decirle “lo tienen”. En Caracas no se sabía quién era el pasajero ni a qué venía. 


El comunicado del Gobierno venezolano no menciona a Pérez Becerra por su nombre y sólo alude a los delitos que Colombia le atribuye. Fue José Obdulio Gaviria, primo del capo Pablo Escobar y asesor de Álvaro Uribe, quien dio luces por Twitter acerca de la identidad del detenido y de su función en Anncol. La Interpol no detuvo a Pérez Becerra en Suecia por su nacionalidad sueca. Pudo hacerlo en Frankfurt, Alemania, pero la jugada era para involucrar a Chávez, señala Villegas, quien afirma que la solicitud de captura a Interpol supuestamente se hizo el 20 de abril. Pero una búsqueda particular en la página de Interpol en Internet, realizada a principios de semana, resultó infructuosa. Interpol, no hay que olvidarlo, fue el órgano utilizado para una “certificación” del computador de Raúl Reyes, sombrero de mago del cual salen las “pruebas” contra Pérez Becerra y quién sabe cuánta gente más. Es la misma Interpol que sacó de su lista de “buscados” a los banqueros prófugos venezolanos.

La operación pretendía, y lo logró, colocar a Chávez en la disyuntiva de entregar o no al “pajarito”. Según un dirigente del PSUV citado por Villegas, “Caímos en una trampa y no podíamos echar para atrás. Una trampa que ayudan a montar las FARC y sus amigos, quienes están infiltrados hasta los tuétanos, con sus imprudencias. Ellos no se eligen. Nosotros sí. Ellos no tienen legalidad que respetar. Nosotros sí, somos gobierno”.

Ética, principios

Franklin Ledesma, periodista y escritor panameño, señala que entregar al gobierno de Colombia a este periodista, no sólo va contra la ética revolucionaria, no sólo rompe las normas mínimas del ideal bolivariano y el internacionalismo socialista, sino que además constituye un gravísimo error político y estratégico. El compañero Hugo Chávez y el proceso que él encabeza quedan enormemente debilitados. El enemigo sabe que ahora puede ir a por más. Si se dobló la mano, ahora pueden quebrar el codo. Las palabras de Chávez no aclararon mucho: “Nosotros llamamos incluso al avión y, en efecto, supimos hasta el asiento donde venía el señor. Se bajó en Maiquetía y lo capturamos. Así como entregamos a Chávez Abarca a Cuba, entregamos a este señor a Colombia. La responsabilidad es de este señor. ¿A qué venía sabiendo que lo estaban solicitando? ¿Quién lo invitó para acá? ¿Quién lo montó en una trampa? Lo estaban cazando. Todo el mundo sabía que venía, hasta la CIA. Son movimientos infiltrados”, aseveró.



Para el “deportado”, el objetivo de “esta vaina es criminalizar a los medios alternativos, cerrar una voz que está en contra del gobierno colombiano y obligar a la gente a que no hablen mal de un gobierno terrorista. Esa es la finalidad”. Precisamente, la Asociación Nacional de Medios Comunitarios Libres y Alternativos de Venezuela, dice que con la deportación “generan una fisura en la confianza de los millones que construimos desde abajo, colectivo a colectivo, consejo comunal a consejo comunal, movimiento a movimiento, el socialismo y la patria bonita”.

Otra cosa es el actitud del “representante político” que Pérez Becerra cree que fue el ministro de Comunicación, Andrés Izarra. Ningún representante de la migración o del gobierno venezolano preguntó por la ciudadanía de Joaquín Pérez. Parece que ni siquiera estaban interesados en saberla, dice el propio Pérez en la entrevista desde la cárcel, pese a que tenía el pasaporte y la cédula suecos en mano. Izarra –quien luego censuraba la información solidaria para con Joaquín en los medios públicos- ya tenía su versión escrita y la publicó en su “twitter” solo una hora después de la detención en el aeropuerto de Maiquetía, diciendo que Pérez era de nacionalidad colombiana.



Joaco, el “sueco”

Lo cierto es que “el sueco” Pérez Becerra había visitado Venezuela en varias ocasiones. Carlos Casanueva, Secretario General del Movimiento Continental Bolivariano, explicó que Pérez Becerra había visitado el país en diciembre de 2009, en el marco de la fundación del MCB, evento que contó con más de 1.300 delegados internacionales. Y luego en diciembre de 2010 cuando se constituyó la Asociación Bolivariana de Comunicadores (ABC).



Para quienes han tratado de explicar que Chávez no tenía otra alternativa, la trampa estaba montada, aunque no queda muy claro por quién y qué cómplices tenía en Venezuela. Para ellos, desde ahora, la izquierda debe saber que Joaquín será un mártir necesario para la supervivencia del proceso bolivariano. Como dijo Martín Guédez, ser un mártir para salvar nuestra revolución es un privilegio y un honor para todo luchador revolucionario. Dice Iván Maiza, en una nota publicada en el portal de Telesur, que el movimiento de izquierda posiblemente infiltrado por “algunos camaradas” o algunos “partidos revolucionarios” ha aventurado planes para sabotear las estrategias planteadas por el Comandante. ¿Incluso montando trampas a compañeros de lucha?, camaradas que no aceptan que el Comandante haya tomado la decisión de acercarse a Santos y están dispuestos a hacer cualquier cosa que “quiebre la confianza” entre Chávez y su pueblo, entre Chávez y los pueblos del continente”.

Razón de Estado

El historiador y antropólogo marxista Mario Sanoja destaca la estrategia conjunta de los gobiernos neocoloniales de México, Colombia, Perú y Chile para crear un área de integración comercial del Pacifico, fundamentada en la política neoliberal promovida por EEUU para imponer el libre mercado y los TLC y derrotar la política integracionista promovída por Venezuela, Brasil y Argentina. O sea, crear un bloque económico antagónico a Mercosur y a la ALBA para favorecer la recuperación de la economía de EEUU. 

“Para dar una posibilidad de éxito real a dicha iniciativa del TLC del Área del Pacifico, a la cual se unirán seguramente Panamá, Salvador, Honduras y Guatemala, era necesario sabotear la reunión (de cancilleres) de Caracas donde se firmaría el acta de nacimiento de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, sin la presencia de Estados Unidos y Canadá, hecho que constituye una derrota política para la hegemonía imperial”, dice. Y se pregunta: ¿Qué significaba la presencia de Joaquín Pérez Becerra en Caracas en la misma fecha de la reunión? ¿Quien o quienes lo invitaron, quienes le pusieron ese peine? 



El análisis señala que Venezuela está negociando con el gobierno de Santos la extradición del narcotraficante Walid Makled, a quien han convertido en héroe de la oposición venezolana y supuesta víctima de Chávez. “¿Que mejor oportunidad para el presidente Santos de torpedear o descarrilar esta negociación, esperando que el Presidente Chávez se negase a extraditarlo a Colombia y se levantase el aquelarre mundial de medios imperiales para ponerlo en la picota, acusándolo de cómplice del terrorismo?” 

Sanoja especula que al haber fracasado la jugada, Pérez Becerra ya no tiene quizás ninguna relevancia para el gobierno de la oligarquía colombiana. Primero que todo, se trata de un súbdito sueco, protegido por las leyes suecas y protegido también por la Comunidad Europea con la cual el Presidente Santos no tendrá interés en enfrentarse. Posiblemente una vez en Colombia, perdida ya su importancia para sabotear la reunión de Caracas y derrotar la propuesta integracionista, Pérez Becerra será puesto en libertad y entregado a las autoridades suecas para que regrese a su país adoptivo y a su residencia familiar en Estocolmo. 

Sanoja sostiene que el Presidente Chávez sopesó muy bien los pros y los contras de la situación, los riesgos y las ventajas que implicaba esa decisión política, y tomó serenamente la decisión correcta para Venezuela, para América Latina y para El Caribe: la creación oficial de la CELAC, que tendrá lugar en Caracas el próximo 5 de julio. ¡De esa madera están hechos los verdaderos líderes revolucionarios!

Makled y el narcotráfico

Indira Carpio Olivo indica que “Todo hiede a Walid Makled, pero que no cunda el pánico. El ministro de Interior y de Justicia de Colombia, Germán Vargas, anunció que sólo falta que Venezuela garantice los “derechos humanos” al narcotraficante para que se efectúe el trámite; por la salud de Pérez Becerra nadie se preocupa. ¡Chantaje! Hace más de un año que tienen a Makled y todavía esperan instrucciones de Estados Unidos para -por fin- enviarlo de vuelta a Venezuela”.



Hay quienes especulan -en ambas màrgenes del Arauca vibrador- sobre las eventuales inculpaciones del narcotraficante contra funcionarios y militares venezolanos en su red, pero (a falta de pruebas) no pasa de eso, de especulaciones mediáticas.

Criminalización de la protesta

Hindu Anderi, periodista y militante bolivariana, habla de la criminalización de la protesta y señala que así como no todos dentro del gobierno están de acuerdo con la entrega de Pérez Becerra, seguramente ocurre igual dentro de los movimientos que participan en las diferentes manifestaciones, con acciones como la quema de los rostros de Nicolás Maduro y Andrés Izarra, ministros de Relaciones Exteriores e Información y Comunicación, respectivamente. 



Todavía está fresco el recuerdo del secuestro del “canciller de las FARC”, Rodrigo Granda, frente a la clínica Razetti, en Caracas, el 13 de diciembre de 2005, con la complicidad de “infiltrados” colombianos en el movimiento bolivariano. 

Esta vez las repercusiones internas son mayores y desde ya atentan contra la formación del tan promocionado Polo Patriótico, tarea harto difícil para el encargado de consolidarla, el presidente de la Asamblea Nacional, Fernando Soto Rojas. Quizá sea hora de ver quién en el propio gobierno trabaja para el enemigo. “Pero reconocer que estamos unidos en la diversidad y que somos capaces de trascender nuestras diferencias para lograr el objetivo común, es lo realmente importante y nos reivindica como revolucionarios.(…) La trampa fue pisada, ahora no nos pisemos nosotros. Salir de ella es responsabilidad nuestra con nosotros y con quienes han sido utilizados de anzuelo”, concluye.

Cuidar la Revolución

Luego que la Red de Intelectuales y Artistas En Defensa de la Humanidad solicitara en carta pública al “Comandante Chávez, compañero, amigo, que no entregue a Joaquín Pérez Becerra a la tortura y la muerte” y señalaba que “Está en sus manos torcer la historia y renovar la esperanza”, los intelectuales y artistas venezolanos de la misma se dirigieron a “los revolucionarios del mundo” para pedirles que “ayuden a cuidar la Revolución Bolivariana.

“Cuiden a esta Revolución que es de todos. Pongan en tensión su ánimo para comprenderla. No la utilicen de manera poco solidaria. No la sometan a riesgos innecesarios”, pedían.

Quién iba pensar que una entrega tan alejada de todo derecho iba a ser posible en el país con el mayor número de emisoras comunitarias de Latinoamérica, que ha albergado y promovido encuentros, foros, congresos y articulaciones sobre el papel de los medios de comunicación en la construcción de "Nuestramérica", donde hay un proceso revolucionario que dice ser socialista; el orgulloso país del premio Rodolfo Walsh a la comunicación popular.

Quizá sea lo mismo que los latinoamericanos –que están convencidos de que Venezuela es tierra liberada, donde los luchadores sociales y revolucionarios no son perseguidos ni espiados, y ahora sì tienen su ánimo en tensión-, piden a los dirigentes y funcionarios de la Revolución Bolivariana: cuídenla, no minen su credibilidad, porque de su avance depende en mucho el futuro de Nuestramérica.

jueves, 28 de abril de 2011

Rebeliones: ¿contra qué, a favor de qué y para dónde?



José Roberto Duque
¿Qué es lo que está en crisis (o derrumbándose) en el Medio Oriente? ¿Contra qué están rebelándose esas personas que han salido a arriesgar el pellejo en clave de revuelta popular? ¿Qué es lo que la gente ya no soporta más en aquellas tierras, y qué es lo que se supone que pretende construir? ¿Es hora todavía de apostar por el fortalecimiento o el fin del comunismo, el capitalismo, el islam, las dictaduras, los amigos de Chávez, la pornografía, los amigos de Estados Unidos?

Dato: en los países árabes y el norte de África no está en crisis nada que no lo esté en el resto del mundo.
La figura del individuo exitoso (el yuppie, el deportista-negocio, el potentado y poderoso, imagen de triunfo e ídolo de multitudes) está en quiebra, en proceso de desmoronamiento. La mayoría de la humanidad, explotada, segregada y excluida, ha intentado por años ser como esos sujetos, pero la dura realidad de un planeta con 7 mil millones de personas, zambullidas en un sistema basado en la competencia y en la destruicción del otro, del "más débil", indica que no hay recursos ni condiciones para que todos seamos así, como ese ser ideal e idealizado.
¿Cómo no sublevarse ante la verificación de ciertas situaciones siniestras?:
¿De verdad-verdad sigue pareciendo un crimen o una actitud vergonzante aquello del rrrresentimiento de los descontentos del mundo?



En los países árabes y norte de África la gente está saliendo a protestar, a favor y/o en contra de los respectivos Gobiernos o regímenes: hay una coñaza en las calles. Esa coñaza no tiene signo ni norte, aunque sí, por supuesto, motivaciones profundas: es un descontento desatado, un guiño del signo de los tiempos. Un tiempo en el cual los seres humanos queremos consumir lo que (al mismo tiempo) nos negamos a producir. Incluso en el paraíso de la mano de obra abundante y barata está detectándose el fenómeno, que alcanza proporciones planetarias (como el capitalismo que lo padece):
Si usted se fija bien observará en todas las rebeliones medioorientales un discurso común: todas esas personas quieren y reclaman "mejores condiciones de vida". Los presidentes que han caído y seguirán cayendo (por la violencia o por el voto) no serán derrotados porque el adversario haya ofrecido alternativas económicas de avanzada o modelos políticos más interesantes o audaces, sino porque la ciudadanía considera culpables de sus tragedias o carencias a ese maldito presidente que hace unos años me prometió confort y no pudo o no logró agenciármelo.

En las rebeliones en curso, los ingredientes más elaborados del debate (democracia, tiranía, libertades) se los agrega el dirigente, el analista al servicio de Estados, cónclaves y corporaciones, el redireccionador interesado de movilizaciones: ese ser que trabaja a la sombra, el que siempre se ha beneficiado y se beneficiará con las situaciones de agite y disturbio social. El ciudadano común, nacido y formado en capitalismo, quiere consumir y que le garanticen condiciones y seguridades para ejercer el consumo; el político y el empresario son capaces de prometer que le garantizarán todo eso a la multitud, con tal de acceder al poder.

En Libia los únicos que están cansados de los 40 años de la tiranía de Gadafi son los aspirantes a ocupar su puesto; los demás sólo están hartos de que Gadafi y los suyos naden en riquezas y comodidades y que además salgan a hacer ostentación de ello. ¿Para qué querría pueblo alguno derrocar a un régimen o dirigente que le garantizase comodidades y diversiones? Muchos conceptos considerados hasta ahora sagrados en el ámbito del juego político, o en su terminología (soberanía, democracia, libertad) no ejercen en realidad ningún influjo sobre la mayoría de la población, o al menos no movilizan a las masas con la energía que sí lo hacen el golpe al bolsillo y la burla del millonario que te empuja a vivr en la pobreza (el cínico que se acerca en la Hummer a pedirte que te portes como el Che Guevara mientras él se porta como Cisneros). 


No es nuevo el análisis. La historia de las campañas electorales es la historia de cómo los candidatos prometen cosas que nunca nadie podrá cumplir (resolver problemas de pobreza, violencia, vivienda). Hay problemas estructurales que ya no tienen solución pero la gente sigue (todavía, a pesar de las señales) creyéndole al malabarista que vino a darle una caricia a mi vieja y a tomarse el café en el rancho de la comadre. Falta mucho para que la humanidad se libere de ese modelo, pero para allá vamos.

Así que lo importante y maravilloso de aquellas revueltas es la rebelión en sí misma, el acto de rebeldía, la sublevación pura y sin objetivos del pueblo descontento. Dos cosas desnaturalizan esa pureza: 1.- la manipulación y el uso que de esas rabias hacen los actores interesados, y 2.- el que al fondo de la lucha se distinga, no el ansia de desbaratar el sistema sino la búsqueda desesperada de confort y comodidad dentro del sistema.



Es mentira que en aquellos países el pueblo esté tumbando Gobiernos; la realidad es que el pueblo está protestando y rebelándose, y los agentes del poder económico están aprovechando esas revueltas para instalar a sus títeres y monigotes en el poder. Los análisis que han aflorado, según los cuales tas tiranías se desestabilizan y caen porque una cuerda de pajizos escribiendo en Twitter y Facebook los derriban con su poder no pasa de ser un aspaviento propagandístico emparentado con lo peor y más ridículo de la demagogia posmoderna. "Usa Twitter a mi favor y verás cómo te ayudo a tumbar gobiernos". Bonita forma de mantener a la gente detrás de una computadora ("eso te hace importante"), y a otra en la calle llevando leña, mientras los misiles y las cortes hacen el verdadero trabajo.


Que la gente ande arrecha y lo manifieste en las calles (a favor y/o en contra) es un síntoma del vigor de la raza humana. La expectativa de que luego del agite sean electos gobiernos "mejores" que los actuales también pervierte o diostorsiona la visión del centro del drama.

Yo afirmo, aquí y ahora, sin ninguna reserva o prejuicio grupal (porque yo no tengo grupo, clan, familia, partido, Dios, jefe ni patria: mi bando es el pueblo oprimido y excluido) que me parece formidable y de una trascendencia colosal el que el pueblo libio esté en las calles, cayéndose a coñazos. Ahora, y por lo tanto, me niego a tener esperanzas de que el gobierno que vendrá después de Gadafi será mejor o peor, proyanqui o comunista, islamista o luterano: venga quien venga después de Gadafi tendrá que lidiar contra el dato de la rebelión del pueblo, que probablemente se aplacará un rato pero que ya está ahí, como también está aquí el dato rebelde del 27-F-1989.


¿Por qué la súbita referencia al 27 de febrero venezolano? Porque, al igual que en la Venezuela de 1989, en Libia y otros países de la región se está produciendo un acto de violencia no ideologizada, y ese acto de violencia no es contra un sujeto o sistema en particular sino contra el Poder, contra la imagen canónica de poder y dominación. En Venezuela aquel acto de insurgencia no se disipó nunca sino que se mantuvo latente. Cierto que ese pueblo harto de CAP votó luego por Rafael Caldera, pero ya el dato rebelde estaba instalado en el cuerpo de aquella generación, al final se cuadró con el mensaje más acorde con su ansia libertaria (1998) y no se ha disipado todavía.

Paréntesis. Para el debate: ¿sucumbirán Chávez y el chavismo, instigadores y oficiantes de esa rebeldía, al dato rebelde que anda por allá y por acá acabando con totems y anquilosamientos? ¿Habrá llegado el momento en el cual el pueblo de Venezuela, "fiel a su tradición republicana, a su lucha por la independencia, la paz y la libertad", se eche al vacío de la anarquía para desconocer al régimen que tuvo la osadía y las santas bolas de reconocer la rebelión como derecho constitucional?

Yo creo que sí. Chávez no caerá en un proceso violento, pero será desalojado mediante votación. ¿Cuándo? No lo sé tampoco. Pero ocurrirá.



Chávez es un dato rebelde que está siendo minado por una burocracia insolente, sifrina y antipopular, empeñada en momificar lo que hasta el año 2006-2007 pareció tener empuje revolucionario. Creo que el chavismo fue la máxima expresión o el máximo intento de organización de una rabia fuera de madre, y creo que, agotado el chavismo, quedará la rabia, la misma rabia de siempre. ¿Qué cosa pudiera prolongar el período del chavismo en funciones de Gobierno? La estrategia consistente en dotar a la colectividad de herramientas para el ejercicio del poder, la comunización del ejercicio asambleario, cosa que avanza en el papel y en las intenciones. ¿Qué hay de la realidad? Tarea nuestra.
Cierra el paréntesis.

¿Estamos acaso obviando el hecho de que EEUU tiene las pezuñas metidas en el zaperocón de los países árabes? No: simplemente nos fijamos en el hecho evidentísimo de que ningún pueblo se alza y forma peo nomás porque llega un gringo con una paca de billetes y le ordena: "Anda a protestar". El alzamiento popular de los árabes es genuino; lo que no será genuino ni expresión del pueblo serán los gobiernos que las hegemonías instalarán en esos países.

¿Dudas al respecto? Lea:

Por lo demás, vale la pena regresar a las preguntas del primer párrafo y hacer el recuento de lo que está en crisis, o en proceso de derrumbe o demolición aquí y allá, en el oriente medio y en el otro, en occidente y en todo lo tocado por la cultura de la exaltación del acumulador, el ostentoso y el derrochador: el hombre ideal que el capitalismo fomentó y fomenta como modelo a seguir o a imitar.

Está en crisis el capitalismo, y esa crisis se manifiesta en el hecho de que sus modelos, jerarquías y propuestas están siendo abordadas o perseguidas para su desmenuzamiento por parte de enormes masas enardecidas: queremos casa y apartamento, queremos carros, queremos terrenos para vacacionar, queremos comida abundante, queremos agua inagotable, queremos ropas de buena marca; queremos ser como esos coños y coñas perfect@s que aparecen en el cine y la televisión; queremos tener y ser como nos dijeron que había que ser para ser considerados exitosos, pero ni el capitalismo ni el pequeño planeta este nos garantizan ni los mecanismos ni los recursos suficientes para que todos seamos exitosos: para que haya exitosos tiene que haber esclavos y perdedores, y ¿de dónde los vamos a traer? ¿De otros planetas?


Están en crisis y en decadencia la figura universal de autoridad, las jerarquías. En los últimos años se ha deteriorado (por desnudamiento y bajonazo a la puta realidad) la imagen de aquellos personajes que infundían respeto, miedo o tan siquiera simpatía: los sacerdotes ya no son emisarios de Dios sino una caterva de cogedores de carajitos; los militares ya no son guerreros o tiranos sino figurones con armas a los que es preciso bajarles los humos; los docentes de escuelas y sus variantes (y también los padres y madres) han perdido o están perdiendo el espantoso derecho a imponerse a los niños inquietos, a "enderezarlos", a punta de reglazos y coscorrones; los monarcas y magnates en todas sus presentaciones ya quedaron para películas y dramas dantescos pero verídicos; la familia es hoy un asunto muy distinto a lo que era: ya nadie cree en la "sagrada institución de la familia" (este artículo es demoledor: 


"Hay quienes sólo conciben el afecto y la confianza en términos familiares y alli la familia se transforma en una mafia": La familia: célula fundamental del capitalismo) y mucho menos en patriarcados y matriarcados. La figura presidencial, antes respetable y merecedora de epítetos tales como "alta investidura", ahora sucumbe como nunca a las lupas y a las risas del gentío, que ya ninguna santidad puede atribuirle a una institución que puede ser dirigida por un sesentón aficionado a la carne púber, o uno que confiesa en cadena nacional que el otro día tuvo ganas de cagar y debió agacharse detrás de un tractor.

Tiempo de quiebra y demolición de sabios y superiores, de profesionales y Hamelines, de monseñores y salvadores. Quien no quiera percibir el viento que trae la insurgencia de los pueblos sin títulos, privilegios ni apellidos, pues que no los perciba. Pero después no se queje si su corbata o su buen hablar o sus lecturas, o su familia o la blancura de sus ademanes, ya no le sirven para embaucar a nadie.

miércoles, 27 de abril de 2011

De Rodrigo Granda a Joaquin Pérez




Eduardo Rothe

Rodrigo Granda vivía legal y pacíficamente en Caracas desde los tiempos de Caldera como portavoz oficioso de las FARC para asuntos de paz y humanitarios. Cuando Bogotá supo que estaba negociando la libertad de Ingrid Betancourt con los franceses, envió un comando que lo secuestró el 13 de diciembre de 2004 y lo trasladó a Colombia donde el gobierno declaró haberlo capturado el 4 de enero en Cúcuta. 



A los 25 días de encarcelado, su nombre apareció milagrosamente como “buscado” con el famoso “Código Rojo” de Interpol. El 4 de junio de 2007, Granda, que era de las FARC fue excarcelado por la intermediación del presidente francés Nicolás Sarkozy.

El caso Pérez es diferente

Joaquín Pérez, director de la Agencia ANNCOL no pertenece a las FARC y ni falta que le hace. Abandonó Colombia hace un cuarto de siglo, huyendo de la matanza de más de 4 mil militantes de la Unión Patriótica UP, amplio y exitoso movimiento de izquierda que buscaba una salida políticas a la guerra social colombiana, y por el cual Joaquín era concejal en Corinto, Valle del Cauca, a principios de los 90. Después del asesinato de su esposa, pidió y le fue concedido asilo político en Suecia, donde fundó una familia, se dedicó al periodismo y a propiciar una salida pacífica para su Patria. Nunca volvió a Colombia donde está condenado a muerte.

¿Qué es ANNCOL?

La Agencia de Noticias Nueva Colombia (ANNCOL) fue fundada en 1996 por periodistas latinoamericanos y europeos. Mantiene un sitio de Internet desde 1998. Sus metas son «... informar sobre Colombia... ser un vocero de los sectores sin voz en Colombia sobre acciones de movimientos populares, sindicatos y comunidades avanzadas de los países latinoamericanos.... que combaten el neoliberalismo y la explotación de las personas».





¿Por qué entonces su director es acusado de terrorista por el Gobierno colombiano? Muy fácil: el gobierno colombiano tiene absoluto monopolio de los medios dentro de sus fronteras pero ANNCOL, desde Suecia, es el cuarto sitio web más leído en Colombia, con 800.000 visitas diarias y un considerable impacto informativo a nivel internacional. ANNCOL es el medio más importante de los últimos años en Colombia. Entre sus denuncias aparece la utilización de bases militares para la agresión a otros países, la masacre de civiles en la tragedia de los falsos positivos y la corrupción y nepotismo en el gobierno colombiano.

El "crimen" de ANNCOL

Son legendarias las acusaciones de Bogotá contra ANNCOL por publicar comunicados de las FARC, criticar las políticas neoliberales, presentar una visión realista del paramilitarismo y mantener una férrea oposición a Uribe. A pesar de las reiteradas investigaciones que han demostrado la ausencia de pruebas y elementos formales para acusar a ANNCOL de alguna conexión con las FARC, y a pesar de que periodistas europeos han verificado que las FARC tienen órganos de comunicación propios abiertamente identificados con ellas, los ataques continuaron.

La medida de la efectividad de ANNCOL la dio el excanciller colombiano, Jaime Bermúdez cuando informó de la decisión de su Gobierno de poner en marcha una estrategia internacional para hacerle frente a la “diplomacia” exterior de las FARC. 



Para los periodistas de ANNCOL esto era una amenaza directa, viniendo del mismo Bermúdez que en Marzo 2008 pretendió justificar el bombardeo de territorio ecuatoriano por las Fuerzas Militares de Colombia en la "Operación Fénix" en la que murió el guerrillero "Raúl Reyes".

Periodismo

Para los periodistas de ANNCOL la campaña gubernamental contra ellos se debe a su tarea de disenso y denuncia de “las numerosas arbitrariedades cometidas (por el gobierno (de Uribe) en contra del pueblo colombiano” (…) “No pudiendo desmentir lo anterior, apela a la mentira, la maña, la injuria, el engaño, los sabotajes y a los montajes”. Estaban acostumbrados. 



Pero cuando el mismo Presidente Uribe declaró: “Y a esos criminales y a ese psiquiatra y a otros bandidos, que son colombianos profesionales que viven por allá en Suecia y en otros países, a todos, a todos tenemos que acabarlos”, los trabajadores de ANNCOL pidieron la protección del gobierno sueco. No era paranoia ni aspaviento: el esbirro que los espiaba desde la embajada, Ernesto Yamhure era ex asesor del genocida paramilitar Carlos Castaño, y nadie ignora que por cada palabra dicha por Álvaro Uribe en su carrera política hay un cadáver con la boca llena de sagrada tierra colombiana.



Entra Chávez

Incluyendo los asuntos de Estado, un revolucionario puede equivocarse en todo, menos con las personas. Joaquín Pérez es refugiado político con 25 años fuera de Colombia y larga trayectoria periodística. Y Chávez, tantas veces acusado de complicidad con las FARC, sabe lo que valen los “Códigos Rojos” de Interpol; y que los abrazos de unidad latinoamericana no incluyen besos a Santander ni pisotear las fosas comunes de miles y miles de campesinos, obreros, militantes de izquierda, sindicalistas, indígenas, defensores de Derechos Humanos y progresistas de Colombia.


 La Patria Grande no se construye avalando mentiras. Nada, nada, absolutamente nada, vale el precio de esta entrega que, peor que un crimen o una infamia, es una torpeza y una falta que nunca debimos cometer.

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