Freddy Martínez
Desde hace más de un mes Telesur, a través del periodista Diego Marín, viene anunciando -con plazos y fechas de rendición- el asalto final a la ciudad libia de Sirte por parte de las tropas mercenarias de la OTAN, a la manera como las avanzadas de Alejandro Magno advertían y cargaban de amenazas a los pueblos que osaban resistirse cuando era inminente la embestida invasora de las bandas comandadas por el hoy citado héroe macedonio.
Sólo cuatro semanas le han bastado al actual reportero de Telesur en Libia para identificar a la ciudad de Sirte como el “último bastión de Muammar Gaddafi”, o “el último foco de resistencia de los gaddafistas”, adelantándose al “asalto final” que deben coronar los rebeldes del CNT para finalmente instalar el régimen de gobierno que los centros de poder de Europa y Estados Unidos desean a costa de miles de pérdidas humanas y a la destrucción casi total de esta nación norteafricana.
Hoy (martes 11 de octubre) los periodistas de Telesur (tanto el que está en Libia como el que narra las noticias en Caracas) se quitan la máscara y sin mirar para los lados anuncian claramente que se trata de un “asalto final para liberar la ciudad”.
¿Qué estará pasando en este canal de noticias para que semejantes personajes hagan reportes de guerra como si se tratara de un juego de boy scouts? Tengo tres hipótesis: la primera es la menos probable: los tipos son periodistas ingenuos formados en el esquema hollywoodense de que en cada guerra hay un bando de buenos y otro de malos. Los malos están escondidos en las casas de Sirte y son los amigos del dictador que no termina de rendirse prolongando la liberación de Libia. Los buenos naturalmente son los que le dan protección a Diego Marín y en solidaridad automática el muchacho que narra las noticias desde la sede del canal se le sale de la boca el “asalto final para liberar a la ciudad”.
La segunda hipótesis apunta a las llamadas telefónicas que hace desde Caracas el licenciado izarrita, calculando éste que el CNT ya es gobierno en Libia, para lo cual la línea informativa del canal deberá estar dirigida a acompañar esta fase conclusiva de la guerra representada en la “caída” o la “liberación” de Sirte.
Ahora, a la mirada de quienes observamos esta nueva agresión imperialista a los pueblos del mundo, la tercera hipótesis no es tan hipótesis: Diego Marín reporta desde un punto de control del CNT y lo hace con la absoluta confianza de sentirse protegido por las avanzadas mercenarias que martirizan a la población y destruyen la infraestructura civil de la que fue la nación con más desarrollo social en toda África y la nación con más desarrollo económico, en comparación al país de donde es oriundo este periodista otantista, que casi sonriendo nos anuncia “la liberación de Sirte, último obstáculo para que finalmente el CNT haga gobierno en Libia”.
Los mensajes de Diego Marín son claros: quienes se resisten a la invasión no son patriotas libios sino “leales a Gaddafi”; la ciudad de Sirte no está siendo bombardeada por aviones de una coalición de países europeos desde hace más de un mes, sino sencillamente se trata de un “bastión gaddafista que se resiste”; en esa urbe africana no hay niños, ni mujeres, ni ancianos que mueren a causa de las bombas, sino el “último punto que reclama la liberación de toda Libia”.
En apariencia y según las cámaras de esta última versión de Telesur, Libia está en calma; para este vocero chileno de Barack Obama y de Nicolas Sarkozy todas las ciudades libias han recibido con los brazos abiertos a las tropas libertadoras del CNT y a los mercenarios de la OTAN con la nueva bandera de la estrella y la media luna.
El caricaturista Allan Macdonald nos recuerda en un dibujo publicado hoy en la página rebelion.org que “cuando uno pacta con los buitres, es porque ya se siente carroña.”
Sí, es posible que hoy Diego Marín se sienta como una valiosa pieza carroñera a la caza de una unidad de patriotas libios que hace pocos días destruyó el yacimiento petrolero más grande del país administrado por la transnacional italiana ENI; un yacimiento que producía 130 mil barriles diarios de crudo con destino íntegro a las refinerías de los Estados Unidos; pero allí no estuvieron las cámaras de Telesur.
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