Oscar Camero
Idiota se fue cuando lo de Irak y sus armas de destrucción masiva; ¿o debemos dejar ese equívoco al aire y atribuírselo a una “buena voluntad”, inocente en sí? Los EEUU y sus aliados (la OTAN), contra la prohibición de la ONU, entraron en el país y lo arrasaron, generando más de un millón de iraquíes muertos.
También se fue estúpido cuando lo de Yugoeslavia, en 1999, cuando un comando serbio fusiló a media centena de albaneses, disparando a su vez la tal matanza efluvios “humanísticos” y “bienhechores” de la potencia policial del mundo. La OTAN (siglas que sirven para evadir la alusión directa a los EEUU), apenas la masacre fue condenada en el Consejo de Seguridad de la ONU (voto incluido de Rusia), sintió correr de maravilla el anillo de la conveniencia en su dedo y procedió a bombardear a Serbia, por encima de la Carta de la ONU (¡no faltaba más!).
Dejémonos de tapujos y aceptemos la cosa como es, blancos y negros, verdes y rojos, terrícolas o extraños, ideología a un lado. No tiene sentido obliterar nuestros sentidos en nombre de mantener a nuestras causas o ídolos en un estado impoluto, con ese propósito tonto de ser mejor que el contrario, que nuestro vecino o contacto en el Facebook, capitalista o comunista él.
Dejémonos de declararnos idiotas históricos y reconozcamos que, simplemente, somos unos seres impotentes ante el accionar de los plutócratas que dominan el mundo. Unos tira-pedos lectores que no podemos hacer gran cosa sino condenar o aprobar en nuestros humildes rincones, pero honestos al fin, reales para nosotros mismos, cosa que, al menos, es un poco más valiosa que el idiotismo. No de otro modo (colocando gérmenes y semillas) se puede empezar a marcar caminos alejados de este circo informático manipulador de conciencias.
¿Por qué demonios, si eres de la derecha política, dirás que los autores de la masacre no fueron los EEUU partiendo de la base de que ellos no están ahora mismo dentro de Siria? Hasta en el planeta Marte se sabe que ellos están metiendo su cuchara de la desestabilización en Siria a través de grupos ajenos a su sociedad, como siempre han hecho en todos lados. ¡Por favor, amiguito, ¿seguiremos?! Lo han hecho aquí, allá, encima, debajo, en el centro. Es historia, mi idiota querido, hábito invasor del país de los McDonald’s. Se sabe que la causa gubernamental de Siria en nada comulga con la izquierda, doctrinariamente hablando, pero también se sabe de otra idiotez que consiste en tildar de comunista a todo lo que sea adversado por los EEUU, anclados con muchas de sus mentes en los pantanos anacrónicos de la Guerra Fría.
¿Y si eres de izquierda, caramba, por que diantres alegrarse de tener razón a fuerza de que la derecha política sea una mierda atravesada con un palo?
¡No joda, vale, estamos podridos todos! Si nos ponemos a ver, derechos o izquierdistas, a la final hemos dejado a los pobres muertos a un lado, minimizándolos ante nuestras portentosas vanidades, perdidos en nuestras disquisiciones e intelectualidad, un poco más mierdas que los mismos asesinos. Aquellos cometen los crímenes y a nosotros no nos importa, como si así no fuéramos una suerte de genocidas virtuales que, más allá de ignorar la sangre derramada, construimos argumentaciones para banalizarnos o sacralizarnos.
Fueron los gringos y punto los autores de la masacre. Se metieron allá como se meten en tanto lados, sincronizando sus acciones violentas con otros aconteceres de presunto cariz pacífico con el propósito de incrementar los contrastes satánicos en el país asediado. ¿Algo lógico, no? Poco antes de la llegada del enviado de paz de la ONU, Kofi Annan (otro mojoncito que se presta para las jugarretas teatrales de la OTAN), decidieron explotar Hula y matar a sus ciudadanos. Tan cruda fue la matanza que la OTAN logró sus propósitos: hacer que los lugareños digan por ella que Annan puede irse “al diablo” con su paz y conversaciones, y dar a entender que la solución está únicamente en una intervención armada.
No estuve allá para ver y acusar como lo hago, pero, a fin de cuentas, ¿lo estuviste tú para negarlo? La historia ha sentado que los EEUU y su OTAN (sus países europeos lacayos) son culpables hasta que se demuestre lo contrario. Hasta paradigmáticamente se les considera los asoladores del mundo, los asesinos, explotadores, piratas, proxenetas, genes malditos de la guerra y opresión en nombre de un fementido lenguaje que habla de progreso. El corto de Bolívar se quedó pendejo cuando dijo “Los Estados Unidos parecen destinados por la Providencia a plagar la América de miserias en nombre de la libertad"
No tengo más pruebas que eso, que la historia; y mi visor ojo es mi conciencia, mi mente, para nada la intuición, que es mucho ejercicio a invocar para tan banal operación de cálculo.
Nadie ignora, como tampoco lo hacen los marcianos, que la piedra en el zapato de los EEUU y su cofradía de ladrones europeos (Inglaterra, Francia, Alemania, España, etc.) para posesionarse de las riquezas petroleras e hídricas del Medio Oriente es Irán; ni que para llegar a ese país es necesario aislarlo, separarlo de su principal aliado en la región, Siria. Es por ello el cuento, fácil de entender, reventando la cuerda por lo más delgado, tal como apuntan los acontecimientos. Siria se les antoja un hilo.
Dentro de los planes hegemónicos mundiales de los EEUU está la posesión geoestratégica del Medio Oriente, idea concebida en su seno militar desde los años sesenta del siglo XX. Tales son lo tiros y cañones que suenan. Tales son las pruebas que condenan, como si dijéramos con los juristas “a confesión de partes relevo de pruebas”. Finalicemos oyendo al ex Consejero de Seguridad Nacional, Brezinski, hará unos veinte años: “la primacía global de EEUU depende directamente de la duración y eficacia de su preponderancia en el continente euroasiático”. Una baratija de superficie que apunta a un estructural contenido.
Si tú ni yo vimos nada y parecemos descalificados para acusar, como manda un recto proceder científico por allí, continuemos entonces con nuestras felices vidas de idiotas, ignorando el cosmos, peleándonos oligofrénicamente entre nosotros mismos, moteándonos de capitalistas o comunistas, padeciendo de irrealidad, mientras los plutócratas del mundo avanzan hacia sus propósitos hegemónicos, tomando tierras y riquezas, confinándonos a pequeñas parcelas de la imaginación que nosotros llamamos “libertad”, en realidad migajas de la cultura, obra de la desinformación, juguetes del entretenimiento, etiquetas comerciales, concha perecedera en un basurero.
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