Todas las estrategias
trazadas por la dirección política de la MUD conducen a la
provocación de un gran estallido social semejante al 27 de febrero
de 1989, estallido que por su letal impacto condujo al debilitamiento
moral y político del régimen puntofijista vigente en Venezuela
desde el derrocamiento del general Marco Pérez Jiménez en enero de
1958, hasta los inicios de la Revolución Bolivariana en la última
década del siglo XX.
La
derecha política con todos sus demás amiguitos: Fedecámaras,
gusanería mayamera, cúpula eclesiástica, militares gorilas, medios
corporativos y la White House, aceleran el curso de los
acontecimientos para que se produzca un nuevo Caracazo con el
objetivo de legitimar la aniquilación del chavismo como proyecto
popular.
Embriagados
tras el triunfo electoral del 6-D, los estrategas de la MUD estiman
que la guardia de la desestabilización económica no debe bajarse.
Consideran sus dirigentes que Maduro está técnicamente caído como
para ofrecerle apoyos innecesarios a un plan de emergencia que para
ellos significa perder el tiempo en el cronograma que abre el camino
de la restauración neoliberal.
Todos
los signos discursivos de los dirigentes de la MUD destilan ese deseo
que tiene como fin llevar al chavismo a una catástrofe similar a la
que sepultó políticamente a Carlos Andrés Pérez, y luego a todo
el régimen bipartidista que gobernó a la nación durante 40 años.
Es un anhelo que no
ocultan los capos de la coalición contrarrevolucionaria en sus
diarias declaraciones públicas. Nada dejan detrás de la cortina. El
renegado “Chúo” Torrealba acaba de soltar en los medios que la
MUD sólo se reúne para discutir la salida inmediata del presidente
Maduro de Miraflores.
En una entrevista
concedida a Unión Radio y que rebotó en todos los medios escritos,
el Chúo masculló que “hay que diseñar la estrategia para llegar
hasta el punto en que efectivamente se produzca o bien la renuncia
del señor Maduro o bien la activación de los mecanismos que
conduzcan a una elección adelantada”. “Chúo
Torrealba descarta referendo constitucional” Ciudad CCS,
29/02/2016. pag. 11.
En ese afán por jugar
siempre a la posición adelantada, los tipos de la MUD no se guardan
nada; el pran encargado de Voluntad Popular, el diputado Freddy
Guevara, acaba de espetar que de nuevo se deben activar las protestas
callejeras para tumbar al gobierno chavista.
El tufillo a Golpe de
Estado se destila en el sobaco de todos los fanfarrones
oposicionistas cuando posan frente a cualquier cámara de televisión.
Así los acontecimientos,
el caso de Chile se repite sin que el gobierno revolucionario y el
movimiento popular lo impidan: las colas para adquirir alimentos no
cesan, la especulación no se frena, los golpes que debilitan al
bolívar como moneda continúan; sucesivamente sigue el acaparamiento
de productos, la escasez de medicinas y, entre otros elementos
inquietantes, siguen los sabotajes al servicio eléctrico,
ocasionando peligrosos niveles de desesperación entre la población
que no percibe que Lorenzo Mendoza sea uno de los arquitectos de este
complot económico que hoy sufrimos los venezolanos.
Hay planes macabros que
buscan cambiar el rumbo político de Venezuela. La derecha le echa
fuego a la solución final del estallido social porque es la única
oportunidad para fomentar la convocatoria a una nueva Constituyente y
así echar al basurero de los recuerdos a la Constitución
Bolivariana y a las nuevas instituciones del Estado.
Ciertamente, para este
propósito deben redactar otra Constitución, porque de otra manera
no pueden gobernar a este país que se adaptó a vivir en ciertos
niveles de bienestar alcanzados en 17 años de gobierno bolivariano.
El pueblo venezolano se acostumbró a tener la despensa llena, a
cambiar regularmente los electrodomésticos y a viajar por el mundo
con muchos dólares acuñados en las tarjetas de crédito.
Hoy, cuando el boicot
oligárquico le niega al pueblo hasta la harina para las arepas, la
realidad social está girando hacia una rebelión a punto de
reventar. La derecha juega con esta favorable circunstancia y trabaja
para provocar el estallido que legitime la restauración de la Cuarta
República; ésa que dejó como legado los cordones de miseria en
ciudades y pueblos, los niños de la calle, los desaparecidos, el
Caracazo, la entrega de los recursos estratégicos al imperialismo y
la descarada subordinación a las corporaciones financieras del BM y
el FMI.
¿Pero esta dirigencia
oposicionista posee las cualidades y las condiciones que se precisan
(moral incluida) para conducir una rebelión de tal magnitud?
Repasando las páginas de las recientes revoluciones de colores
activadas en las repúblicas del este europeo y la primavera árabe
aplicadas en Egipto, Libia y Siria, pensamos que es una pertinente
pregunta que siempre debemos hacer.
Freddy Martínez, periodista venezolano
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