Freddy
Martínez
Hoy
estuve en una cola intentando comprar pan en una panadería cercana a
una plaza de catia y mientras esperaba el turno para pagar me vino un
pensamiento, que más que pensamiento es como buscar la manera de
pedirle perdón al señor
Lorenzo Mendoza; sí, así como lo digo, perdón por haber apoyado a
Chávez, perdón por haber ayudado en poner de presidente a Nicolás
Maduro.
Perdóneme señor
Lorenzo, usted que es dueño de la harina, dueño de la pepsicola,
dueño del aceite, dueño de las ilusiones, dueño de la mantequilla,
dueño de los jabones, dueño de la lascivia, dueño de las portadas,
dueño de la malta, dueño de la polar, dueño de la esperanza, dueño
de nuestra hambre pues, que no se nos quitará hasta que el vaso de
su prosperidad se reboce y alcance para todos nosotros en dicha de
quienes una vez el horizonte equivocamos.
No me quedan dudas señor
Lorenzo; fíjese, yo tengo una casita por allá por nueva caracas,
que la hice de mi trabajo de muchos años como chofer de la
biblioteca nacional y he pensado mucho en estas cosas que nos están
pasando a los venezolanos. Si le hubiéramos hecho caso a sus amigos
empresarios y al presidente carmona en su momento no estuviéramos
pasando el hambre que hoy pasamos por culpa de usted sabe quien.
Ahora, cómo fue que se
me ocurrió confiar en Maduro, si la misma doña virginia me lo
machaca cada vez que voy para su casa de bello monte en eso de
regarle los tulipanes morados de su jardín. Cómo fue que mi vista
se nubló por tanto tiempo, yo que a muchas marchas fui para escuchar
al comandante con el cuento aquel de que íbamos pa' potencia y otros
cuentos olorosos a jazmín.
Fíjese, ayer hablé con
un amigo chavista; a pesar de todo lo que discutimos él sigue siendo
chavista. Yo le digo: piensa en tus hijas Oscar Camero que de cuentos
no vivimos las personas. Piensa en esas muchachas que están
creciendo -le repito- y el amigo sólo me atina a responder que estos
empresarios lo que están es poniéndome una pistola en la pata de la
oreja para que cambie lo que tengo en mi conciencia.
Este amigo me rezonga
largamente que los empresarios parásitos me están poniendo de
rodillas por haber votado a Chávez, que es como decir: “Dame tu
poder por este kilo de harina que hoy te escondo”. “O la bolsa
del gobierno que me corresponde o la bolsa de tu estómago,
¡decide!”.
¿Y qué es lo que tengo
en mi conciencia? -le pregunto- porque yo lo que sé es que debo
llevarme aunque sea un paquete de harina pa' la casa; ahora, si eso
es lo que tu crees, entonces eso es lo que tengo por conciencia -le
contrarrezongo-.
Tengo los ojos clavados
en lo alto, pienso en el jardín de doña virginia que lo siento como
mi propio jardín, siento su angustia de hija de patriarca, de ese
ilustre apellido que termina con ella. Pienso también en los hijos
del señor Lorenzo, que preocupados deben jinetear en algún country
veraniego pensando en el futuro de estos muchachos de aquí, de la
cañada, de lídice, de la silsa y hasta los del 23.
Señor Lorenzo, yo no lo
conozco; sólo lo he visto por televisión y me complace todo lo que
ha hecho por nuestra hambre. ¿Que Maduro no quiere darle los
dólares? Pero qué podemos esperar de ese señor que lo que nos está
llevando es al despeñadero, como dice el míster del grano de maíz
al que siempre leo en aporrea.
Otra cosa, yo no lo
envidio -líbreme dios de ese mortal desliz- porque sé que usted se
ha ganado todo lo que tiene porque usted se ha jodido mucho desde que
era un muchacho. Aquí en nueva caracas la gente habla mucho de usted
y me parece que eso que le está haciendo el gobierno no tiene
perdón.
-¡Maduro vale dale los
dólares al señor Lorenzo que esa plata no es tuya! -¿No y que el
pueblo es el que tiene el poder? -bueno, ¡yo soy del pueblo y
qui-e-ro-que-Mendoza no-cie-rre-sus-em-pre-sas!
Yo no sé, pero ahora que
me pongo a pensar, de verdad verdad antes éramos bien felices. Pero
es que antes no existían los chavistas. Aquí Oscar Camero vuelve a
jurungarme la lengua y me dice que estoy repitiendo lo mismo del 89
cuando había celebrado por carlos andrés cuando la campaña del
'gocho pal 88', pero y que a los meses estaba yo saqueando un camión
de carne por los lados del observatorio y pidiendo la renuncia del
adeco.
-¿Saqueador yo? Esto era
lo que me faltaba; escucha Camero -le lanzo un derechazo verbal- si
este gobierno hasta le quiere quitar las empresas al señor Lorenzo
Mendoza que es más poderoso que el pastor bertucci, cómo será para
ti que sólo tienes una finquita por allá en yaritagua, esa más
rápido te la quita el comunismo. -Le aclaro-.
Pero el asunto con los
chavistas es que nunca dan su brazo a torcer, ahora el amigo Camero
me rebota en clave de lírica vieja y vaticinando que cuando vuelvan
los adecos trasportados en los tipos de voluntad popular me verá de
nuevo trancando autopistas con otro millar de nostálgicos sólo para
cobrar la jubilación como chofer de la biblioteca nacional y que hoy
Maduro me la paga religiosamente. Si luis...
Bueno, ya para ir
cerrando este pensamiento mio, le digo señor Lorenzo que usted
todavía es muy joven, pero aún así, parece usted el padre de todos
los venezolanos. Usted es como berlusconi, el padre de todos los
italianos. O como macri, el padre de todos los argentinos. ¿No será
usted dueño del magallanes? Jajaja. ¿No será usted familia de
lorenzo el magnífico? Jajajaja.
Yo ya le pedí perdón
por lo de Chávez, pero no me importa repetirlo. ¿Cuántas cosas nos
hubiéramos ahorrado? Si pudiéramos regresar al 98; por lo menos
bastante agua y luz tendríamos, bastantes cervezas embucharíamos,
bastantes compotas tendríamos en esta nevera china, que pa' que
sirve que fuera china si está más vacía que la esperanza perdida
del tirano aguirre por allá en el sitio del tocuyo.
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