martes, 3 de mayo de 2016

Perdone señor Mendoza por haber votado por Chávez y Maduro




Freddy Martínez

Hoy estuve en una cola intentando comprar pan en una panadería cercana a una plaza de catia y mientras esperaba el turno para pagar me vino un pensamiento, que más que pensamiento es como buscar la manera de pedirle perdón al señor Lorenzo Mendoza; sí, así como lo digo, perdón por haber apoyado a Chávez, perdón por haber ayudado en poner de presidente a Nicolás Maduro.

Perdóneme señor Lorenzo, usted que es dueño de la harina, dueño de la pepsicola, dueño del aceite, dueño de las ilusiones, dueño de la mantequilla, dueño de los jabones, dueño de la lascivia, dueño de las portadas, dueño de la malta, dueño de la polar, dueño de la esperanza, dueño de nuestra hambre pues, que no se nos quitará hasta que el vaso de su prosperidad se reboce y alcance para todos nosotros en dicha de quienes una vez el horizonte equivocamos.

No me quedan dudas señor Lorenzo; fíjese, yo tengo una casita por allá por nueva caracas, que la hice de mi trabajo de muchos años como chofer de la biblioteca nacional y he pensado mucho en estas cosas que nos están pasando a los venezolanos. Si le hubiéramos hecho caso a sus amigos empresarios y al presidente carmona en su momento no estuviéramos pasando el hambre que hoy pasamos por culpa de usted sabe quien.

Ahora, cómo fue que se me ocurrió confiar en Maduro, si la misma doña virginia me lo machaca cada vez que voy para su casa de bello monte en eso de regarle los tulipanes morados de su jardín. Cómo fue que mi vista se nubló por tanto tiempo, yo que a muchas marchas fui para escuchar al comandante con el cuento aquel de que íbamos pa' potencia y otros cuentos olorosos a jazmín.

Fíjese, ayer hablé con un amigo chavista; a pesar de todo lo que discutimos él sigue siendo chavista. Yo le digo: piensa en tus hijas Oscar Camero que de cuentos no vivimos las personas. Piensa en esas muchachas que están creciendo -le repito- y el amigo sólo me atina a responder que estos empresarios lo que están es poniéndome una pistola en la pata de la oreja para que cambie lo que tengo en mi conciencia.

Este amigo me rezonga largamente que los empresarios parásitos me están poniendo de rodillas por haber votado a Chávez, que es como decir: “Dame tu poder por este kilo de harina que hoy te escondo”. “O la bolsa del gobierno que me corresponde o la bolsa de tu estómago, ¡decide!”.

¿Y qué es lo que tengo en mi conciencia? -le pregunto- porque yo lo que sé es que debo llevarme aunque sea un paquete de harina pa' la casa; ahora, si eso es lo que tu crees, entonces eso es lo que tengo por conciencia -le contrarrezongo-.

Tengo los ojos clavados en lo alto, pienso en el jardín de doña virginia que lo siento como mi propio jardín, siento su angustia de hija de patriarca, de ese ilustre apellido que termina con ella. Pienso también en los hijos del señor Lorenzo, que preocupados deben jinetear en algún country veraniego pensando en el futuro de estos muchachos de aquí, de la cañada, de lídice, de la silsa y hasta los del 23.

Señor Lorenzo, yo no lo conozco; sólo lo he visto por televisión y me complace todo lo que ha hecho por nuestra hambre. ¿Que Maduro no quiere darle los dólares? Pero qué podemos esperar de ese señor que lo que nos está llevando es al despeñadero, como dice el míster del grano de maíz al que siempre leo en aporrea.

Otra cosa, yo no lo envidio -líbreme dios de ese mortal desliz- porque sé que usted se ha ganado todo lo que tiene porque usted se ha jodido mucho desde que era un muchacho. Aquí en nueva caracas la gente habla mucho de usted y me parece que eso que le está haciendo el gobierno no tiene perdón.

-¡Maduro vale dale los dólares al señor Lorenzo que esa plata no es tuya! -¿No y que el pueblo es el que tiene el poder? -bueno, ¡yo soy del pueblo y qui-e-ro-que-Mendoza no-cie-rre-sus-em-pre-sas!

Yo no sé, pero ahora que me pongo a pensar, de verdad verdad antes éramos bien felices. Pero es que antes no existían los chavistas. Aquí Oscar Camero vuelve a jurungarme la lengua y me dice que estoy repitiendo lo mismo del 89 cuando había celebrado por carlos andrés cuando la campaña del 'gocho pal 88', pero y que a los meses estaba yo saqueando un camión de carne por los lados del observatorio y pidiendo la renuncia del adeco.

-¿Saqueador yo? Esto era lo que me faltaba; escucha Camero -le lanzo un derechazo verbal- si este gobierno hasta le quiere quitar las empresas al señor Lorenzo Mendoza que es más poderoso que el pastor bertucci, cómo será para ti que sólo tienes una finquita por allá en yaritagua, esa más rápido te la quita el comunismo. -Le aclaro-.

Pero el asunto con los chavistas es que nunca dan su brazo a torcer, ahora el amigo Camero me rebota en clave de lírica vieja y vaticinando que cuando vuelvan los adecos trasportados en los tipos de voluntad popular me verá de nuevo trancando autopistas con otro millar de nostálgicos sólo para cobrar la jubilación como chofer de la biblioteca nacional y que hoy Maduro me la paga religiosamente. Si luis...

Bueno, ya para ir cerrando este pensamiento mio, le digo señor Lorenzo que usted todavía es muy joven, pero aún así, parece usted el padre de todos los venezolanos. Usted es como berlusconi, el padre de todos los italianos. O como macri, el padre de todos los argentinos. ¿No será usted dueño del magallanes? Jajaja. ¿No será usted familia de lorenzo el magnífico? Jajajaja.

Yo ya le pedí perdón por lo de Chávez, pero no me importa repetirlo. ¿Cuántas cosas nos hubiéramos ahorrado? Si pudiéramos regresar al 98; por lo menos bastante agua y luz tendríamos, bastantes cervezas embucharíamos, bastantes compotas tendríamos en esta nevera china, que pa' que sirve que fuera china si está más vacía que la esperanza perdida del tirano aguirre por allá en el sitio del tocuyo.


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